A altas horas de la noche y con el viento chocar contra su cuerpo de manera leve y suave, Do Kyungsoo se encontraba apoyado en la barandilla de su balcón, con una taza de café en la mano y los ojos puestos en un cielo muy estrellado que, pese a ser lo tarde que era, parecía como si fuese increíblemente más claro en ese momento que en el día.
Para un hombre mitad búho, descubrir que pertenecía a lo del tipo noctámbulo no había sido una sorpresa realmente. De hecho, hasta podía sentirse a gusto con ello. La noche era una de las cosas naturales que más le gustaban, después de todo.
Y, sin embargo, no podía contemplar aquel cielo nocturno con una sonrisa de oreja a oreja.
Porque si su única tarea fuese el despertar a la noche sólo para deleitarse viendo el cielo, entonces él estaría bien con ello aunque implicase quedarse en un sólo lugar, haciendo nada en particular. Pero resultaba ser que no. Resultaba ser que ser noctámbulo y mitad búho tenían su razón de ser. Y quién podía culparlo si se quejaba de ella. Era lo único que podía hacer para afrontar toda aquella realidad en la que vivía.
El chico se despertaba a las noches porque debía cazar.
Era una de las cosas que no le gustaban de todo aquello. Porque cazar implicaba matar al más indefenso. Porque no podía negarse a eso cuando, a esas horas, parecía sólo actuar por instinto. Y así era la vida en aquella pequeña ciudad: todo el mundo era el cazador y todo el mundo era la presa. Sabía muy bien que, si bien habían muchos que eran sus presas por ley natural, también él era la presa natural de alguien más. Un alguien mucho más grande, más violento, más carnívoro, más instintivo que él. Y jugar a aquello no le emocionaba en lo absoluto. Jugar a comerlos y ser comido no era algo que podría disfrutar ni aunque pasara años metido allí.
Y, como todos en ese lugar, no podía engañar a sus instintos en tres situaciones: cuando debía cazar, cuando estaba en peligro y una última de la cual nunca tuvo conocimiento.
Al principio del proceso, sus sentidos comenzaban a desarrollarse de golpe y, a su vez, lentamente. Sus oídos se hacían más agudos hasta el punto de escuchar hasta el sonido de lo más microscópico y sus ojos se volvían amarillos intensos, volviendo su visión en su totalidad como la de un búho real. Y algo que odiaba de todo aquello era el constante picor que parecía darle en todo el cuerpo, como si hubiera algo que estuviese tratando de obligarlo a transformarse. Y transformarse era algo que nunca haría por gusto o elección; era algo cono lo que nunca en la vida iba a estar de acuerdo. Porque, cuando un mitad animal se transformaba, dejaba en evidencia su esencia natural. Era como una especie de llamado a la propia muerte.
Él podía oler; podía sentir la esencia de sus presas justo en ese momento.
Con la boca haciéndosele agua y su mente discutiendo amargamente por ello, Kyungsoo no tuvo elección mas que acercarse aún más al borde del balcón y observar todo desde allí antes de lanzarse de lleno a la boca del lobo a por un poco de comida para calmar esa sed carnívora horrible que tenía.
Sin embargo, no pudo ignorar el movimiento súbito que hicieron sus orejas de pronto y, sin pensárselo dos veces, dejó que su instinto le venciera y se apoderara también de su cuerpo rápidamente.
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Panteras hambrientas, búhos astutos, cazas frustradas y algo raro (OS/Kaisoo)
FanfictionKyungsoo salió aquella vez como muchas otras hacia el balcón de su departamento para contemplar las estrellas, sin tener idea alguna de que alguien más estaba contemplándolo a él desde el balcón encima de su cabeza con rostro hambriento. - Escrito c...