Capítulo 1

219 22 50
                                    

Estaba esperando en la estación de parada del bus. Una joven señorita se me acercó al lado izquierdo, para saludarme de manera formal "Buenas tardes", creí que necesitaba algo, o tal vez pretendía ofrecerme algún producto, pero por unos segundos esperé a que ocurriera algo similar, y no sucedió. Fue ligeramente incomodo, porque ella se quedó a que le correspondiera el saludo, y tardío lo hice con algo de extrañes. Después de que hice llegar mi formal respuesta, ambos desviamos la mirada al costado contrario, ¿cómo lo sé? Bueno, no es que tenga visión 360°, pero la corazonada del rabillo ojal me lo indicó, o así mi cerebro logró retener la imagen rápidamente. Mientras observaba a la distancia, estaba perdido en mis pensamientos, me preguntaba el por qué de su saludo; normalmente las personas que no conoces o jamás has visto en tu vida, no se limitan a dirigirte la palabra, salvo si se tratara de algún favor de información o para ofrecerte alguna cosa.

La chica era querida, lo digo por su físico, demostraba una edad entre los 18 a 23 años. Tenía una estatura promedio, cabello liso color castaño, tez clara, cejas pobladas tipo montaña, ojos cafés claros, labios gruesos; pero pequeños en su envergadura. Cintura delgada, piernas acorde a su fisionomía. Llevaba un vestido floreciente, color azulejo, para nada mojigato, al contrario, era muy sensual, sin ser mostrón.

Hacía mucho calor en el día de hoy, realmente mucho, el suficiente para que te sude el cuerpo constantemente, y la posición en la que se encontraba el sol a esa hora, no favorecía; ya que me daba en toda la cara.
La joven al verme fruncir el ceño y viendo a la lontananza, me volvió a dirigir la palabra con una cuestión, algo peculiar y muy evidente.

-¿Estás esperando algún bus en especial?-

Inmediatamente volví a mirarla y extrañado, le respondí: -Claro, uno en específico.-

Ella sonrió de una manera lógica, y luego atinó con una frase confusa para el momento.

"-Dicen que el que espera mucho, jamás aborda su destino.-"

Precisamente en ese instante en que ella terminaba de recitar la modificada frase, estiró el brazo para hacerle pare a un bus, y se montó en él, sin decir adiós y ni una pronta despedida. Sinceramente creí, que lo haría, porque sí me saludó de la nada, pudo haberse despedido de igual manera, pero no fue así. Ahora, lo más curioso fue su último mensaje. En ese momento yo no lo entendí, porque estaba esperando mi bus el cual tiene la ruta por mi casa.

Después de ese llamativo suceso, seguí esperando el bus que me correspondía subir, pasaron muchos con diversas rutas, pero ninguno arrojaba el "6 7 8", (los números que indican el sector de mi barrio). Para mi desgracia, el bus jamás pasó, duré allí de pie una hora larga, usualmente en ese punto de pare, esa ruta no demora tanto, tampoco era hora exalta de tráfico o pico, mucho menos había accidentes cercas, era muy extraño.

No me quedó de otra, que caminar hasta otra estación de pare. Llegué a la más cerca, aproximadamente 20 minutos caminando, me senté allí, porque había una baranda para descansar. Pasó unos 40 minutos más y nunca pasó el bus con la ruta que me servía. Realmente me desesperé, y no tuve más elección que irme andando hasta la casa directamente.

Caminé por casi dos horas, de las cuales me hubiera demorado solamente 30 minutos en bus. Fue eterno.

Llegando cerca a mi casa, la mirada se me fue hacía una esquina solitaria, donde esa jovencita de hace un par de horas; que estuvo allí en la primera estación, ahora estaba justamente en esa esquina, viéndome y sonriendo. No me dijo nada, tampoco me volvió a saludar. Yo iba al frente, en la otra calle, y crucé justo transversal a ella, pero, no se inmutó, más que seguir sonriendo. Fue una escena muy rara y demasiada casualidad en ella.
Después de pasar frente a ella, al cabo de dos segundos, giré el rostro hacía atrás para mirarle una vez más, pero...ya no estaba. Por arte de magia, la chica se había esfumado del todo, no existían calles o cuadras alternas cercanas para que ella lograra perderse en alguna de ellas. Empecé a mirar hacía todos los lados, en todas las direcciones, y su rastro se lo consumió por completo la tierra.

Hasta ahora pude analizar; que esa frase que la mujer me dijo, puede hacerte desperdiciar cualquier segundo de tu vida, si te detienes a esperar.

El atisbo que me dejó plasmado, es anormal y se siente que puede ocurrir nuevamente, hasta en mis sueños.

---La mujer de la parada---Donde viven las historias. Descúbrelo ahora