El bosque de los Kappas.

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CAPITULO 1.

Era un día de primavera hacia la mitad de periodo Edo, la emperatriz y su dama de compañía ya habían ido a bañarse en las aguas del lago Hantakoorogi las había observado escondido en la copa de un árbol.

Un rato después el kappa nadaba en busca de algún pez cuando una exclamación aguda le sorprendió, curioso asomo la cabeza entre las hojas de nenufar. Pudo ver a un pequeño humano que miraba uno de los grande árboles que estaban rodeados por el cordón sagrado, otro humano más alto estaba agachado y le explicaba algo al otro humano.

-Es impresionante, mi señor- el niño estaba fascinado- Padre, ojalá hubiera más cosas que admirar, está resultando una tarde una muy agradable.

El hombre sonrió y le dijo.

-Asatsuyu hay muchas cosas que admirar en estos bosques, por algo está montaña es sagrada- el niño se volvió y admiro al otro humano que estaba sonriendo- El lago de los kappas es uno de los tesoros de estos bosques.

-El lago de los kappa?, que lago es ese?- Pregunto el niño con alegria- Hay kappa allí?

El hombre asentía sonriente mientras acariciaba la pequeña cabeza del niño, Hantakoorogi retrocedió para quedar más escondido entre las hojas.

-Por supuesto pequeño, y está ahí mismo-el hombre se dio la vuelta y señaló hacia  el estanque donde estaba escondido el kappa- Pero no los molestes, los kappa son espíritus pacíficos que traen buena suerte.

El niño asintió muy serio y se acercó al lago esperando como si faltase alguien, el hombre se acercó a el y juntando las manos rezaron una oración antes de dar una palmada y erguirse. El niño lo miro y pregunto.

-Donde están padre?-el hombre puso una mano en su hombro y le miro con tristeza- Es que no les agradó?

El hombre abrió mucho los ojos y parpadeo desconcertado. El niño agachó la cabeza.

-No es eso hijo mío, lo que ocurre es que no gustan mucho de tratar con humanos-el niño lo miro algo esperanzado- Puede que otro día si gusten de tu visita.

El niño fruncido el ceño pensativo.

-Padre creéis que una ofrenda sería del agradó de los kappa? Querían ser mis amigos entonces?

El hombre sonrió y asintió. Poco después los dos humanos se alejaron y  Hantakoorogi pudo salir a nadar con trankilodad mientras veía a las ranas saltar escuchaba a las luciérnagas.

Relatos Cortos «Criaturas Insólitas».Donde viven las historias. Descúbrelo ahora