Capitulo 7 - Mírame cariño...

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— Nada — digo haciéndome la loca.
— Cariño, se que te sucede algo, dime qué te pasa.

— De verdad no me sucede nada — digo empezándome a rascar el cuello.

Christopher me mira fijamente y entrecierra los ojos.
— Te están saliendo otra vez los rosetones verdad? Es por eso que tienes la mano en el cuello, ¿ Qué te he dicho de no rascarte Dulce? Quita esa mano de ahí...

Se levanta y se coloca a mi lado, toma mi cabello entre sus manos y lo aparta, dándole así una vista perfecta de mi cuello. Como ya se le esta haciendo costumbre me sopla la parte afectada y luego me besa el cuello. Yo me doy cuenta que todo este tiempo he estado reteniendo el aire y si no lo expulso tendré una crisis de asma, y ahí si será una cena desastrosa. Se levanta y vuelve a su silla.

— Mejor?
— Si — le respondo con la voz entrecortada .
— Eso me gusta, me tomé la libertad de ordenar nuestra cena, tienes algún inconveniente con eso?
— No, ningún inconveniente de mi parte— sonrió.
El camarero nos sirve de entrada unas Bruschettas con tomates frescos y queso mozzarella y como plato fuerte pasta tagliatella con salsa de espárragos, después llega a nuestra mesa un delicioso Risotto Agli Spinaci y como postre un Gelato Capuccino .

— Para no conocer mis gustos elegiste muy bien ehhh— le dijo a Christopher mientras me llevo una cucharada de gelatto a la boca.

— Mi placer es tu placer cariño, me encanta complacerte— me dice mientras se coloca a mi lado en su silla.

Los meseros entran a llevarse los platos y nos dejan finalmente a solas, se levanta y cierra la perta con seguro, vuelve a mi lado y siento su mano sobre mi muslo desnudo empiezo a hiperventilar pero no digo nada y dejo que su mano siga ascendiendo. Sus movimientos son lentos y perturbadores, su mano sube hasta mis bragas y siento sus dedos abriéndose paso en ellas, causando que  un pequeño gemido escape de mi boca.

— No te imaginas cuántas veces he imaginado esto... — murmura en mi oreja. —No sé si voy a poder parar cariño ...

— No pares... — Yo y mi bocota ¡Otra vez!

Su boca busca la mía y nos fundimos en un beso ardiente y apasionado, cargado de deseo. Este hombre me excita a más no poder. Me toma de los muslos y pone mis piernas alrededor de su cintura en un dos por tres , mi vestido se sube sin querer hacia arriba. Masajea mis piernas y pone sus manos en mis senos, baja el escote hacia abajo, para tener mejor acceso a su presa. Los masajea con fuerza y total admiración.

¡DIOSSSS!, Mi boca empieza a soltar gemidos inoportunos, y él empieza a meter sus manos otra vez bajo mis bragas , masajea mi clítoris sin parar, seguidamente me introduce un dedo... después dos...luego tres...este hombre me va a matar como siga así... ahora mismo todo ha quedado a un lado, el hecho de que es mi jefe, que nos conocemos casi nada... solo mi deseo y el de él. Cuando se aparta nos miramos, con una mirada cargada de lujuria, placer y deseo, mientras él sigue introduciendo sus dedos ferozmente en mí me dice:

— ¿Quieres que pare? — me dice con la voz entrecortada y jadeando...

¡No, por favor no! ¡No se te ocurra parar Uckermann!. Niego con la cabeza energéticamente, si parase ahora mismo no podría dormir en un año.

— Contéstame cariño... — su voz es... tan ronca, tan sexy.

— No, no pares... — oh Dios, solo me ha faltado suplicarle de rodillas que me lo meta hasta el fondo. ¡Qué patética Dulce María!

Saca los dedos de mi interior, de un tirón arranca mis bragas y se las mete en el bolsillo. Seguidamente se baja el pantalón y ante a mí aparece el santo grial de todos los penes, sonrió para mí misma, ¡Ja! no me ha decepcionado. Se acopla entre mis piernas sin apartar la mirada de mí y de una estocada se introduce... los dos gemimos a la vez... los dos deseábamos esto. Unidos nos movemos a un compás atroz, mientras nuestros propios gemidos  retumban en nuestros oídos.

— Mírame cariño... — me dice.

Vuelvo a mirarlo a los ojos, sin pensármelo, me encantan sus ojos, esos ojos café de los que me estoy haciendo adicta... tiene las pupilas completamente dilatadas de la excitación. Nos movemos sin parar, dentro, fuera, dentro, fuera... mi cuerpo empieza a temblar descompasadamente pidiendo a gritos, llegar a lo alto de la cima para caer en picado. Chris me besa como me gusta y como solo él sabe hacerlo.

—Vamos, dámelo cariño, no aguanto más, te deseo tanto, córrete para mi ...

Lo que me dice son como palabras mágicas. Llego al clímax, me oigo a mí misma gritar su nombre una y otra vez, él suelta un gruñido diciendo mi nombre , hasta que caemos rendidos en uno de los sofás del reservado.

Terminamos agotados, y yo no sé muy bien qué decir, por primera vez no tengo nada que         decir, así que simplemente nos concentramos mirándonos el uno al otro durante un rato       que parece ser eterno.

Hello Chiquillas😏 Que creen que pase después ? Miel sobre hojuelas o se declaran la guerra? Ya saben que estos dos nunca dan su brazo a torcer 😂

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