Nos acercamos al mesón con todo tipo de licores, desde los más finos hasta los más simples, y tomamos una copa para decidir qué tomar primero.
- No pueden tomar hasta que los novios hagan su brindis.
Ambos miramos a la mujer que se encontraba a nuestro costado, mirándonos seriamente, aunque con su voz intentaba sonar amable.
- Soy el hijo de la novia, ella me concedió el permiso -dijo mi amigo con un tono serio y caballeroso, contuve una risa escandalosa que amenazaba la situación. Alex era todo un actor cuando se lo proponía.- Así que si me disculpa...
- ¡Oh! Así que eres tú. Te imaginaba un poco más... hombre.
Y esa fue la gota que rebasó el vaso. Casi literalmente. Alex tomó la botella de Champagne, pues era la que tenía a la mano, y se la derramó de la cabeza a los pies.
- ¡Oh! Y yo que pensé que eras menos... zorra.
La mujer abrió la boca intentando responder, mas no le salía una expresión. Tomé dos botellas de Whisky que tenía cerca y Alex tomó algunas cervezas, luego nos apresuramos a salir de allí antes de que la novia o el novio nos pillara. Y no era por miedo, era para salir lo más pronto de allí sin problemas. O Alex iba a cagarla más.
Al llegar a la casa central de aquel lugar que supongo que era arrendado, Alex se detuvo justo antes de salir por fin del lugar.
- Mike, necesito ir al baño.
- ¿Qué? ¿Ahora? Debes aguantar.
- No idiota, no puedo aguantar.
Le quité las botellas como pude y lo obligué a soltarlas.- Ve al baño, allí en esa puerta están los de machos -dije bromeando mientras apuntaba la puerta indicada.
Mientras Alex se encaminaba hacia los baños, me acerqué hacia una pequeña mesa y acomodé allí las botellas que llevábamos para descansar, y para disimular en caso de que alguien entrara. Y así fue. Una mujer, anciana, salía del baño de las mujeres apoyándose de unas muletas. No quería obedecer a mi costumbre, no en estos momentos, pero no pude evitarlo. Me acerqué a la mujer para ayudarla a bajar los pequeños escalones que llevaban a la puerta del lugar de donde veníamos con Alex, pero una mujer, lo noté por su tacto, me tomó la mano antes de alcanzar a tomar el brazo de la anciana.
- Yo estoy con ella.
Tenía unos ojos despampanantes, grandes, redondos, y de un color café, muy claros, casi verdes. Le sonreí y ella me correspondió confundida.
- Tranquila, solo intentaba ayudarla a bajar.
- Gracias, pero para eso estoy yo. Se te agradece de todas formas -hizo un gesto extraño y dejó de mirarme concentrada en los escalones que la mujer debía bajar. La anciana me sonreía coquetamente y eso me provoco ternura y a la vez un escalofrío.
- Jovencito, si quiere mirarme las piernas me avisa -dijo cerrando un ojo coquetamente.
- Señora Rosita, no...
- Tranquila, no pasa nada -dije interrumpiendo su intento por disculparse por ella.
- ¡Mike! ¡Vámonos! -gritó Alex tomando las botellas sobre la mesa, y le respondí con una señal para que me esperara un poco.
- Ya me debo ir, un gusto, mi nombre es Mike Cardoza -me incliné un poco en señal de exagerada caballerosidad. A lo que ambas sonrieron.
- Rosa Chávez -respondió la buena señora. Observé a la bella mujer que tenía al frente, esperando que me dijera su nombre, pero ella sólo asintió y desvió su mirada animando a la señora a avanzar con cuidado.
- ¡Mike! ¡Que te apures! -Alex estaba muy ansioso, a lo que sonreí por última vez a las damas con las que estaba y me apresuré a tomar las otras botellas que estaban sobre la mesa, para salir antes de que Alex intentara golpearme.
- ¡Su nombre es Gemma Rodríguez!
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Saludos! Les dejo una foto de Gemma para que se hagan una idea del encuentro! 😘
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Hasta que te encontré
عاطفيةCuando pensamos en la felicidad de los demás, nos olvidamos de nosotros mismos. Cuando pensamos en nosotros mismos, nos olvidamos de los demás. Cuando somos indiferentes, nos perdemos. Cuando todo nos importa, decaímos. Pero cuando sólo una person...