Les contare la forma en la que de un momento a otro, pase de ser otro usuario aburrido con ojos fatigados por el brillo de la pantalla arrastrándome entre la fría planicie blanca de un "timeline", al personaje de la adolescente enamorada hasta el cuello, que debo admitir. Aun soy ahora (por mucho que me avergüence admitir de vez en vez).
Es curioso como el universo hace que las cosas sucedan solo para al final, de manera amable o ruda, siempre nos llegue un mensaje que quizás llevábamos años ignorando con la terquedad ciega, digna, de cualquier ser humano orgulloso. He de admitir que a pesar de las constantes advertencias que regularmente nos son dadas sobre relaciones por Internet mediante a programas de televisión como "Catfish" o por reportajes de revistas cualquieras donde jovencitas "desdichadas" cuentan sobre su tortuosa ruptura con alguien con quien intercambiaban mensajes, yo decidí probar fortuna (como cualquier joven curioso de 16 años, terco y con Internet) por mi cuenta sobre el tema.
El día en cuestión había comenzado como un día cotidiano, nada sorprende o ligeramente sorpresivo hasta que ese mensaje llego a mi buzón. Un inocente "hola" llegó de un usuario más, a quien admito, había visto ya en varias ocasiones y quien de hecho, me había intrigado un poco.
Si hace 3 meses atrás me hubieran dicho con toda certeza "va a romperte el corazón" probablemente me hubiera reído con toda la seguridad del mundo, proclamando mi fortaleza y mi, para entonces, falta de interés. Pero como mencione antes, el universo nos pone en una situación solo para dejaros darnos cuenta de nuestros errores.
Quiero omitirle al lector, los detalles del inicio de nuestras charlas, que aunque son parte importante para mí, son aburridos literariamente debido a su poco material realmente capaz de ser narrado. Así que, por comodidad de ustedes y por la mía propia comprimiré la serie de hechos que nos llevaron al punto clave de esta historia.
Con regularidad cuando comenzamos una conversación con alguien de internet sentimos un alivio momentáneo a nuestro, quizás, latente aburrimiento, o cierta inseguridad, digna de una persona sensata quizás demasiado influenciada por las posibilidades negativas que ya todos podremos conocer.
Yo, en mi cantidad excesiva de tiempo libre, me permití sentir la primera con toda la confianza y naturalidad que me creo capaz de sentir.
Los mensajes, seguían llegando incluso días después para mi grato halago. Con frecuencia suelo esperar que las personas pierdan interés sobre mi persona con la facilidad con la que se cambian sus zapatos, no obstante, las conversaciones cada día eran más largas y más personales. Iban y venían cargándonos de noches en vela y mañanas con ojeras. Ahora mirando hacia atrás quizás no fueron suficientes detalles que intentaba con todas mis fuerzas recordar (he de admitir que poseo una memoria bastante débil) solo para poder sorprenderla posteriormente, risas y anécdotas, hechos y quizás mentiras inocentes de dos personas charlando en un ambiente hostil.
Quiero tomarme el tiempo para aclarar, que admiro la valentía de la otra parte de esta relación al decidir considerarme lo suficientemente confiable como para compartir su vida con quien en realidad a penas conocía, junto a esto, expresarle mi agradecimiento por los buenos ratos y los malos, que aunque me dejaron sabores amargos en la lengua y nudos en el pecho, me hicieron una persona más fuerte y más despierta sobre las posibilidades infinitas que brinda el internet con solo un clic.
Después de lo que creo fue un mes me arme del valor suficiente como para pedirle los dígitos de su número telefónico esperando un no rotundo a mi petición, pero ella, con la espontaneidad que la caracteriza y que en realidad me gusta bastante, lo paso sin pensarlo demasiado. Ese fue el inicio a la siguiente etapa de nuestra historia, permitiéndome a mí, y ahora a ustedes a través de mis palabras, conocer con el paso de los días cada uno de los detalles de tan complejo pero maravilloso individuo.
Quiero aclararle al lector y quizás a ella, si alguna vez mis palabras llegan a sus manos, que no está en mis planes crear una atmósfera triste digna de alguna película de amor adolescente y que carezco de todo deseo de ofenderle de algún modo a ella, quien a pesar de todo, me hizo infinitamente feliz en un periodo de tiempo tan reducido desde su posición al otro lado del continente.
Para todo el interesado en mi quizás demasiado personal narración, espero que logren sacar algo positivo de mis infinitas divagaciones ocultas en una ensayada elocuencia la cual he adquirido con ayuda de libros escritos por autores con talento, en caso de que en realidad no lleguen a considerar esta historia como algo posible en sus vidas y solo deseen seguir regalándome su valioso tiempo, espero poder entonces, brindarles una distracción momentánea de la a veces monótona realidad.