Capítulo 5

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-¡Legolas!

El canino corre hacía mí y yo comienzo a correr siendo perseguida por él. Hace unas cinco horas que he vuelto y lo único que he hecho desde que he llegado ha sido jugar con Legolas. Le había contado a Alicia lo que había sucedido mientras le cambiaba el vendaje.

-¡Demon, Legolas corre más que tu! - se burla la morena viendo como el canino me adelanta.

Le mando una mirada fulminante que causa que se ría más aún, será maldita. Dirijo mis ojos hacia el frente y veo la cerca donde hay varias personas, paro de correr y noto como Legolas se tira encima de mí lamiendome la cara.

-¡Estupido perro! - grito riéndome sin parar. - ¡Quitate de encima!

-¡Legolas, ven! - grita Alicia haciendo que el canino que quite de encima mio.

Miro de nuevo la valla y me doy cuenta que es el grupo de Alicia. Voy corriendo hacía ella y le señalo donde se encuentran los chicos escalando la valla para entrar. La morena intenta levantarse pero hace una gran mueca de dolor por culpa de su pierna y coloco su brazo derecho por mi hombro para ayudarle a caminar.

Legolas empieza a ladrarles pero no se acerca a ellos, no lo hará hasta que yo le de una orden. Silbo para que venga a mi lado y les deje tranquilo. Es un perro que defiende su territorio pero ante todo, es obediente.

Finn viene corriendo a abrazar a su  hermana pequeña el cual casi hace que caiga al suelo por como me ha apartado de su lado. Los demás del grupo se acercan pero yo no les dirijo ni una mirada. El canino ha comenzado a ladrar de nuevo y a sacar los dientes.

-¡Legolas, que te calles! - le grito al chucho sentándome en el suelo. - ¡Ven aquí!

El perro agacha la cabeza y camina hacía mí pero no se acerca del todo. Es como un niño que ha hecho una gamberrada y espera si castigo. Escucho la risa de Alicia ante el futuro regaño que le va a caer al perro.

-No me hagas ir ahí. - le amenazado entre dientes y el perro termina de acercarse. - ¿Que te he dicho de ladrar o gruñir? ¿Eh? Sabes que no me gusta.

El canino levanta la mirada y comienza a lloriquear. En serio, el último perro en la tierra y tenía que ser el más inteligente.

-Mira que eres llorón. - digo con una sonrisa de diversión.

Legolas saca su lengua para lamerme la cara haciendo que caiga hacía atrás intentando apartarme de él. No puedo evitar reírme cuando hace eso.

-¡Legolas, conejo! - grita Alicia llamando la atención del animal que sale corriendo hacía cualquier dirección.

-Gracias. - le digo a la morena con una sonrisa.

Se encuentra apoyada en su hermano mayor y otro chico moreno que me es muy familiar el cual me mira con una sonrisa de oreja a oreja. Le miro con el ceño fruncido hasta que me doy cuenta de quien es.

-¡Pequeño Dexter! - grito al reconocerlo y me levanto de golpe. - ¡Sigues vivo!

El suelta una carcajada al darse cuenta que no he cambiado nada desde hace cuatro meses. Salto para enroscar mis piernas en su cadera y abrazarle. Él me corresponde sin pensarlo dos veces, nos hicimos muy amigos durante el tiempo que estuvimos juntos.

-¡Demon, te dije que no me llamases así! - dice fingiendo indignación al llamarlo pequeño.

-¡Demon! - exclama alguien detrás nuestro. - ¿Y nosotros qué?

Bajo de la cadera de Dexter y miro en la dirección de donde venia esa voz tan familiar para mí. Me quedo totalmente paralizada al ver al rubio que me estaba sonriendo de oreja a oreja. Tardo unos segundos en reaccionar y lo hago porque Dexter me da unos golpecitos en la parte baja de mi espalda.

El Escuadrón Z (Pausada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora