Martes.
Hoy era el primer día de limpieza con Harry y estaba muy nerviosa, demasiado.
No me resisto a mirarle entre clases y el cada vez es más frío conmigo lo que afirma mi teoría de que cuando me saludó el primer día solo fue por cortesía.
Uau, o vivo en el pasado o en el futuro. Vale a partir de ahora viviré el presente, de verdad lo necesito o me volveré loca.
Como siempre hice mi rutina de por las mañanas, fui a clase y cinco minutos antes de que tocasen el timbre fui a ver a Laurie, Mary y Tom a la suya.
- Hola.-Dije con un tono apagado.
-¿Qué pasa?- Me preguntó Mary preocupada.
-Hoy es el primer día de limpieza y...- Suspiré frustrada.
-Rachel no hagas caso al tonto de Harry cuántas veces tendré que repetirtelo.- Habló ella como si fuese mi madre.
-Tienes que entenderme Mary yo...-El timbre me interrumpió, hora de ir a clase.- Mierda, luego hablamos. Adiós.
-Suerte bonita.- Me dijo con una sonrisa sincera.
-Gracias.- Dije al aire y suspiré.
Llegué a mi clase y ví a Luke hablando con Susan y Lucy, pasé de saludar y me senté en mi sitio. Ellos sabían que no era de muchas palabras por la mañana.
Las clases comenzaron.
Primera hora, sueño mortal. Segunda hora, al menos podía mantener los ojos abiertos. Tercera hora, nervios a flor de piel.
Quedaban cinco minutos para que empezara el recreo y había tres posibilidades. Una, que Harry viniese a limpiar y me ignorase completamente; Dos, que Harry viniese a limpiar pero fuese amable conmigo; Y tres, que no viniese.
No sabía cuál sería la mejor, obviamente la segunda era muy tentadora e imposible a la vez.
Y... ¡Riiiiiiiing! El timbre que anuncia el inicio del recreo sonó.
Tierra trágame.
El profesor me dió las llaves del almacén de limpieza y fui allí a por las cosas, cogí una escoba y cerré ese cuartillo apestoso a lejía. Comer y limpiar a la vez, ugh que asco, pero tenía hambre y nadie ni nada me iba a dejar sin mi preciado bocadillo de Nocilla. Sí, podéis llamarme niña chica pero está riquísimo, me da igual que los demás lleven otro tipo de comida, yo soy feliz y para el chocolate no hay edad. No me quedaba de otra empecé a limpiar, Harry no venía. Miré la hora y eran las once y cuarto, no va a venir.
Tenía que asumirlo, vale que me estuviese evitando pero joder, esto es de mal gusto ya.
Dolía, dolía mucho, se sentía como un vacío en el pecho y era insoportable.
El timbre que me avisaba de que mi tortura de treinta minutos limpiando acababa se escuchó y yo me fui a guardar la escoba al cuartillo y luego a mi clase.
La gente de mi alrededor hablaba entre ellos, incluso me pareció ver a mis amigos por ahí cerca. Ni siquiera se pasaron a hacerme compañía, no me valdría la excusa de que querían dejarme a solas con Harry porque él no vino, aparte podrían haberse asomado o algo para ver si él estaba o no. ¡Yo que sé! Podrían haber hecho algo.
Entré a clase y me esperaba una sorpresita.
Niall, Zayn, Liam, Louis y Harry.
-¿Cómo te lo has pasado limpiando Rachel?- Dijo Niall en tono de burla.
-Eso, ¿has echado de menos a alguien?- Dijo Louis riéndose de mí.
Yo simplemente miraba a Harry quien tenía la mirada vacía puesta en mí.
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Don't let me go (Harry Styles)
Fanfiction- No puedes hacerme eso...- Dijo con lágrimas en los ojos. - Lo siento Harry, ya no hay vuelta atrás.