La noche que cambió.

12 1 0
                                    

Parece mentira. Cómo es la cabeza. Mi abuela siempre fue una mujer muy inteligente. Y no de esas personas que piensas que son inteligentes porque sacan buenas notas, que también. Más bien de esas personas llenas de experiencias. De esas personas. Ya sabéis. Que sin tener el fin de enseñar, transmite conocimiento. Creció en una época de represión y salió adelante. Fue profesora en una época en la que los alumnos se morían de SIDA y salió adelante. Tuvo un accidente en el que se dio un golpe en la cabeza y salió adelante. Tuvo un cáncer en el estomago y salió adelante. Y parece que hablamos  de un toro. Pero no, todo esto lo superó una mujer de escaso metro sesenta. Por eso parece mentira encontrarla así ahora. Tirada en una cama todo el día. Teniendo alucinaciones. Confundiendo realidad con sueños. Sin saber en qué día vive. Este cáncer está pudiendo con ella. Y es duro. Al principio estaba contenta porque se vino a vivir a mi casa y podríamos pasar más tiempo juntas. Pero el hecho de que se viniese a vivir aquí era un claro ejemplo de que esto sería más complicado de superar. Todos creíamos que lo iba a superar. Pero cada vez está menos claro. Aunque si lo pienso, si no es ahora es dentro de unos meses. En algún momento esto se acabará e intento hacerme a la idea. La muerte es algo natural. ¿Cuánto se le puede alargar la vida a una señora de 80 y muchos años? Solo quiero que cuando llegue el momento, no duela. Y lo cierto es que necesito hablar de esto con alguien. Con quién, no lo sé. Quizás con Mike. 

Mike... mi abuela muriéndose en la habitación de al lado y yo pensando en él. Qué egoísta supongo. Pero hace ya siete meses de la primera vez que nos besamos y aquí sigo. Quizás debería contar todo lo que pasó desde la primera vez que la cagué liándome con otro. Y digo primera porque fueron varias después. Bueno, aprovecharé para contarlo todo a ver si así consigo dormir. Pero ese no es el caso. Para poder entender mi vida actual hay que saber lo que pasó desde ahí.

Esa noche iba borracha, como todas las de verano. Mientras nos vestíamos para salir mis amigos se metían conmigo diciendo que cuánto iba a tardar en liarme con Mike. Yo decía que no nos ibamos a liar, porque lo cierto es que yo pasaba bastante de él. De hecho, todo el curso estuvo hablandome e intentando estar conmigo y yo evitandole, incluso llegué al punto de pensar que era un acosador. Siempre me pasa igual, con Peter fue exactamente lo mismo. Él estuvo más de un año intentando acercarse a mí y yo lo odiaba. Estuve sin hablarle durante meses mientras él intentaba que yo me desenfadase. Pero bueno, dejo de irme por las ramas y sigo contando lo que estaba contando. Esa noche había una fiesta en el centro de la ciudad. Pero mis amigos y yo consideramos que no ibamos a ir, que era mejor ir a la playa como todos los sabados-el botellón se hace aquí en verano- y divertirnos con quien fuese. Se lo conté a Mike porque hablabamos siempre por Whatsapp. Y decidió que aunque sus amigos fuesen a la fiesta él y otros dos se vendrían a la playa.

Nada más llegar me agarró y me pasó el brazo por encima. Yo ya iba un poco cocida. Quién dice un poco dice bastante. Alberto, uno de mis amigos nos preguntó si éramos novios.

-Alberto, claro que no somos novios! ¿A qué no Mike?

-No, no, no lo somos...- aún me acuerdo del tono irónico de su voz y de como decidí ignorarlo.

Me llevó a dar una vuelta, me cogió, estuvimos hablando. Y de repente sentía ganas de vomitar. En el momento pensé que era el acohol que llevaba en vena pero ahora me doy cuenta que no. Cuando llegamos con mis amigos, me dio un beso y me dijo que nos veíamos después. Y me puse a llorar. Y no recuerdo por qué. Pero empecé a llorar. Creo que porque me gustaba y me daba miedo. Pero no lo puedo afirmar con claridad. Se acercó un chico después de un rato a preguntar por qué lloraba. No me acuerdo de su nombre. Me pidió dar una vuelta y aunque dudé, fui. ¿Por qué? Porque me pareció buena idea. Porque así me alejaba de él. O él de mí. Porque así me demostraba a mí misma que no me gustaba. Y Mike se enteró. Y se enfadó. Y fui a hablar con él y no me hablaba. Le di un beso en la mejilla y fue lo máximo que me dejó. Me pasé lo que quedaba de noche llorando. Le hablé por Whatsapp y no sé lo que le dije porque por la mañana me daba tan vergüenza que decidí borrar la conversación. También le llamé y no me cogió. Le pedí hablar y me dijo que si quería decirle algo que se lo dijese delante de sus amigos.  Aún ahora, cuando lo revivo, se me pone la piel de gallina. Me arrepiento de cada segundo de esa noche. Mis amigos no paran de recordarla porque les pareció la noche más divertida y porque el tío anónimo ese les parecía gracioso. Sé que fue mi culpa pero la verdad es que no teníamos ningún compromiso. No tendría por qué haber sido malo. El problema es que no lo teníamos pero que lo queríamos. Y no fuimos valientes como para decirnoslo. Y nos perdimos.

A los dos días se fue de viaje una semana con sus amigos, y aunque ibamos a quedar para despedirnos después de esa noche no quedamos. No me habló hasta una noche en la que me llamó desde una discoteca. Yo estaba de fiesta con unos amigos por la calle. Me mandó grabaciones de voz pidiendole a tías que me saludasen. No sé si lo hizo por ponerme celosa pero lo consiguió. No volvimos a hablar hasta Octubre creo recordar.

Seguiría contando la historia pero creo que prefiero dormir. Esto me pone demasiado triste. Pero también creo que es necesario revivirlo. Para hallar los momentos en el que lo hicimos mal y en cuales bien. Aunque por lo que llevamos parezco yo la mala. Y quizás lo era. Pero nunca hice nada con malicia. A pesar de que eso no quedó demostrado hasta una noche de Octubre. 

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 02, 2014 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Esta podría ser tu vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora