¿Qué? (Capítulo 3)

1.3K 77 117
                                    

Llegamos a un parque de la villa 31 después de tan agotadora escapada. Nos sentamos en un banco de madera largo, y sucio, pero antes de eso él había puesto la remera que le quedaba sobre el asiento, así nuestras pompas no tocaban lo grasssssssa del ambiente.
Él suspiró, con su pecho peludo transpirado, con su ombligo saludando al sol. Era hermoso. Era la perfección.
Yo miré para ambos lados, por si algún choripanero se acercaba, pero no, estabamos solos, otra vez. Me levanté del banco con cierta torpeza y me coloqué delante de él, admirando cada pelo de su panza para luego ver cada detalle de su hermosa cara.
Él me miró algo sorprendido y luego dio una muy pequeña pero sonora risa.
-¿Qué? -Le pregunto mirándolo con cierta incertidumbre-.

-Vestida así me haces acordar a mi primera novia en la primaria, se llamaba La Yeni.

Hice una mueca de disgusto y a la vez me sentía avergonzada, pues claro, yo iba a ir con otras intenciones guardadas bajo la manga y ahora me viene a hablar sobre su primera novia de no sé qué, así que me volví a sentar y me entrecrucé de brazos mirando hacia el frente.

-¿Y qué pasó con ella?-Pregunté con un tono medio desafiante-.

-Me dejó por El Brayan -Me contestó algo seco-.

Decidí dejar esa pizca tan picante de celos que tenía sobre mi lengua y lo miré de reojo, para ver su expresión, para poder comprobar si aún esa mujer le importaba... y parecía que no. Había comprobado que no, cuando giró su rostro para verme y esbozar una hermosa y radiante sonrisa, una que penetraba mis ojos y cualquier sensor de mi cerebro. Quedé embobada, viendo cada pequeñita apertura de sus hermosos labios.
Hipnotizada, comencé a acercarme a él, un milicentímetro por segundo, viendo a la vez como sus hermosos ojos azulinos empezaban a ocultarse lentamente por su párpado superior.

-PAPÁ

Apenas escuché esa palabra tan cerca de mí, interrumpí aquella acción y sin cuidado alguno giré mi cabeza hacia donde vino el sonido.
Vi una mujer alta con pelo castaño largo muy hermosa, con una pequeña nena casi rubia agarrada de su mano, demasiado alegre al parecer. Al segundo también vi incontables guardaespaldas, esos típicos de película, con anteojos negros y trajes negro con moño. Atrás de ellos se encontraba una gran limosina blanca, tan limpia que podrías reflejarte tú mismo.
Al segundo después, vi a Macri, a mi querido Macri girar su cabeza al igual como había hecho yo, tenía sus ojos abiertos, parecía demasiado sorprendido.

-W-wada, ¿no estabas de vacaciones en Miami? -Titubeaba demasiado nervioso-.

Veía como las manos de Macri temblaban. La pequeña niña soltó a su madre y fue corriendo a abrazar a Mauricio que seguía perplejo y sentado al lado mío.
Yo no reaccionaba, yo estaba igual de sorprendida que él. ¿Por qué esa niña lo llamó papá?, ¿por qué esa mujer lo ve con tanto cariño?, ¿por qué Macri está tan nervioso?.

-Mauricio, ¿qué está pasando? -Apoyé mis manos en mis rodillas y las apreté fuertemente de los nervios, mientras mi rostro comenzaba a entornarse de color rojo, de furia, de odio, de desconocimiento sobre la situación-.

-¿Por qué estás con esta chica aquí?, ¿estás presentando tu nuevo proyecto?, ya es muy tarde, vamos a casa amor.-Dijo con tono de dulzura y tranquilidad aquella mujer tan delgada y alta, mirándolo a él junto a esa mocosa ruidosa-.

Cuando escuché el final de aquella oración fue cuando me paré con agresividad, para luego inclinarme y agarrar la piedra más grande que encontré en mi cercanía. Alguno de los dos iba a tener que recibirla.

Macri y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora