Forbidden[Katherine Mcnamara & Matthew Daddario]

Forbidden 🚫

Dedicacion: b-benzo  Gracias por la idea, toda las felicitaciones se le deben.

Nota 1: Los personajes no me pertenecen.

Nota 2: Adivinen quien no sale los fines de semanas:'v "Esta nena" (¿Quienes estarían dispuesta/os hacer un grupo de ws?) Lo sé ando muy aburrida :'v.

Es enfermizo, sucio, casi indecente.

(Quizá sin el casi.)

Pero Matt no es consciente de eso. Tal vez sí y no le importa, ¿a Kat le importa? No la veía preocupada. Y además, lo que les impedía quererse antes ya no existe. Dominic se ha evaporado de su vida hace mucho tiempo, la mirada reprobadora de kat algunas veces (uno tras otro, primero Matthew y luego kat) y la silenciosa repugnancia de Matt a su mejor amigo Dominic

Matt nunca vio el problema.

Y katherine  tampoco.

Cuando llegó con los Vulturi se preguntó si ellos serían igual. Pero cuando se despidió por primera vez de Katherine con un beso en los labios… lento, lánguido y tenso a la vez, cansado y expectante, rápido y sutil. Aro sonrió alegremente y no dijo nada. Por supuesto, él ya lo sabía.

Es extraño, impredecible… simplemente diferente.

(Sólo que no tiene nada de simple.)

Se muerden, se besan, se tocan. Dos niños jugando a ser adultos y uno de ellos enamorado (o algo parecido) de su querida Cuñada. La otra desinteresada, aceptando con resignación su rutina, sin esperar nada en especial.

Ya sólo le significa que tiene asegurada una relación con Katherine  para el resto de su vida y si tiene que ser sincero no le molesta porque está salvado. Ella nunca va a alejarlo. Porque son dos mitades y cuando los ojos de ella se abren mucho, y se le nublan mientras toca el cielo con las manos Matt, se dice que vale la pena.

Se lo repite todo el tiempo, porque Katherine siempre se muestra ligera, etérea… casi desinteresada.

Y una y otra vez vuelve a hacerlo, porque nunca se cansa y porque le encanta saber que ella es suya y que nunca va a ser de nadie más, aunque a veces le gustaría arrancarle los ojos a Dominic por mirarle el rostro tanto rato y porque Katherine simplemente le mire, desinteresada por todo, tan tensa y expectante como si supiera que, de un momento a otro, el mundo se va a acabar.

Es único, antinatural, a veces algo cruel.

Pero ninguno de los dos se detiene.

A veces Matthew se pregunta si alguno va a tener el valor de romper la rutina.

Quizás sea hoy.

¿Podría ser mañana?

Está soñando, de nuevo. Es una de esas costumbres incorregibles que no se quitan. Lo peor es que no quieren eliminarla. Ése siempre ha sido el problema, pero insisten en mentirse.

A veces, kat vuelve a ser la dominante (como lo es en todo lo demás) y Matt se deja llevar. Su relación camina al revés, nunca ha tenido un comienzo y cualquiera que sepa mirar sabe que probablemente no tenga final. En ella, en ese vínculo extraño y malicioso, indecente y sucio las líneas de todo lo establecido se borran y las reglas se guardan en el fondo de su memoria.

Sólo cierran los ojos y hacen como que, en realidad, todo aquello no es incorrecto.