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—Marco, nosotros también te necesitamos aquí —susurró su madre, ya despierta, desde la cama.

—Pero Star...

—Star podrá apañárselas sola. —Jackie miró a su novio desde el otro lado de la cama, sosteniendo la mano de la señora Díaz. Marco la había llamado nada más llegar a casa, y ella había ido hacia su casa en menos de diez minutos—. Al fin y al cabo, tiene la magia de su lado, ¿no?

El castaño miró a la albina con el ceño fruncido. Ella sonrió levemente y se levantó.

—Escucha, Marco —dijo, acercándose a él—. Tus padres te necesitan aquí. Y si vuelves a luchar... Tú no tienes ningún arma poderosa como la varita de Star. Podrías morir. —Marco también se enderezó, quedando a pocos centímetros del rostro de Jackie—. Y nadie quiere que mueras.

—Pero... Pero Star quiso que volviera —insistió.

—¿Prefieres ir allí a luchar y probablemente morir en el intento...? ¿O esperar a que Star derrote sola a Toffee, aquí conmigo y tus padres?

Se hizo el silencio. La mirada persuasiva de la chica lograba confundir a Marco.

—¿Estás segura... de que puede apañárselas ella sola? —murmuró él, hundiendo las manos en el bolsillo de su sudadera.

Jackie sonrió con algo de melancolía.

—Segurísima —respondió, para luego juntar sus labios con los de Marco.


AloneWhere stories live. Discover now