Yuuri llego como todos los días a su turno a la tienda de discos: Vinyl&Tape, checo su tarjeta de asistencia, siempre limpio y pulcro con su camisa polo gris, sobre su pecho el nombre de la tienda, y sus lentes de pasta negro.
Era el empleado del mes, estudiaba para ser maestro en preescolar, las chicas de la tienda y locales aledaños, lo veían como un prospecto para salir con él, pero al tratar de hablar con Yuuri era difícil de entablar plática, ya que solía hablar acerca de Mozart, Vivaldi, Bethoveen, Bach. Rara vez el chico mostraba interés en algunas otras bandas o artistas solistas o tema en específico, y a pesar de eso sabia la ubicación del material discográfico.
-Yuuri, ¿podrías arreglar la nueva mercancía?- le dijo un chico moreno, el cual era subgerente de la tienda y mejor amigo: Pichit Chulanot.
-Seguro, pero antes me podrías decir, ¿Porque te hago caso?- preguntó Yuuri al incorporarse después de haber encontrado envolturas de dulce en la sección de películas clásicas y en los acetato, terminando de hacer la limpieza.
-Porque me amas, soy tu amigo y subjefe- le contesto el chico tailandés, sin dejar de escanear el producto.
-¡Ah!, ya decía yo, que por algo- soltó Yuuri mientras tomaba el ultimo trago de su bebida de Áloe .-Puedo ir por otra- pidió el chico, mientras agitaba la botella enfrente de la computadora.
-Claro, te encargó una.Yuuri salió de la tienda, y entro a una tienda naturista, quería despejar la mente, después de estar en la universidad escuchando acerca de la embriogénesis, la alimentación en el embarazo y los partos, pero también esos sueños que de un tiempo para atrás se presentaban.
Era el mismo sueño de siempre, un enorme castillo europeo, risas, un enorme jardín de flores entre rosas y magnolias, antorchas encendidas a lo largo del lugar, en medio un cenador blanco, ¿era una boda?, no lo sabía y ahí una chica rubia bailando en brazos de un chico de ojos celestes, el reía mientras bailaba con la chica, al posarse esos ojos en Yuuri su corazón se sentía revolotear y cuando estaba por saber que era lo que el chico le decía, despertaba en sudor.
-Son cincuenta y cuatro, por favor- le dijo la demostradora sacándolo de sus pensamientos, el asintió y pago con cambio regresando al trabajo.En el cruce, entre la tienda de discos y la tienda naturista había una cafetería, desde hacia unos meses un chico ruso de unos veintisiete años y unos hermosos ojos celestes acudía, las que atendían el local pensaban que alguna sería la afortunada de salir con el chico, pero debido a que solo pedía la mesa de afuera del local y su pedido era el mismo de siempre: un capuchino con uno de azúcar y estaba ahí de cuatro a ocho de la noche, siempre frente a su laptop. Hasta que uno de los meseros les dijo que era un reconocido compositor, su nombre era: Víktor Nikiforov.
-¡Dios!, más urgidas no se pueden ver-bufo un chico rubio que atendía el mostrador y mojando a sus compañeras con el rociador.
-A eso se le llaman celos- se burló un chico de cabello negro y sonrisa muy bien estudiada.
-y el ganador al idiota del mes, J.J- dijo el chico rubio con fastidio.
-Yuko, la chica de la tienda de discos al menos me consiguió el número del bonito Yuuri-dijo una chica morena, de nombre Sara Crispino.
-¡Ugh!, del señor voy a dar clases a niños mocosos y soy un nerd cuatro ojos- continúo el rubio, odiaba llamarse como el de la tienda de discos, pero debía admitir que el chico de lentes le hacia el favor de apartar sus discos cuando estos llegaban y siempre le regalaba los promocionales de sus bandas favoritas.
-Pues tal vez te de clases pronto- río una pelirroja y los demás lo siguieron trabajando riendo de la puntada de la chica menos el chico rubio.Mientras los de la cafetería tenían ruido, Víktor había escuchado una y cada una de sus platicas, desde que se topo con el chico de la tienda de discos. Ahora sabía como se llamaba, que estudiaba y su edad. Gracias a Sara Crispino, la cual al principio no toleraba su fijación con Yuuri, pero pensó mas en ella como fuente de información al igual que ese lugar ya que Yuuri hacia lo mismo de siempre, llegaba a la tienda de discos, salia a comer 20 minutos y tomaba bebidas de Áloe Vera, hasta cierto punto se sentía un acosador o un asesino serial.
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Eternamente
FanfictionYuuri Katsuki, trabaja medio tiempo en una tienda de discos y suele tener fascinación por la música clásica, mientras estudia la universidad, sin embargo tiene algo que le preocupa y es que ha tenido sueños vividos de una época a otra, los cuales se...