A coldhearted Urie

2. No todo es perfecto

No habían tenido el tiempo necesario para estar juntos pero aún así se preguntaba cómo demonios lo habían hecho si él estaba demasidado ocupado durante toda la semana como para pasar tiempo juntos. Seguía desconcertada con todo, de repente había llegado y dejado sus cosas a un lado, se había quitado la cobarta, desabotonado la camisa y de un momento para otro ella había sido alzada en el aire y tumbada en el lecho. Y sin darse cuenta, ya lo estaban haciendo. Su cerebro no había tenido el tiempo suficiente para procesar las acciones con detenimiento, y peor si en tan pocos segundos/minutos habían sucedidos tantos acontecimientos a esa velocidad.

—Urie... Sigo algo desconcertada por esta situación pero ¡me podrías explicar cómo demonios acabamos así! —por más que lo pensara una y otra vez no le encontraba lógica. ¡No tenía ni pies ni cabeza!

No hubo respuesta por parte de él, iba a protestar pero cuando dirigió su mirada a éste, lo encontró profundamente dormido. Sabía que se encontraba cansado, estaba teniendo mucho trabajo últimamente y más ahora que el tiempo de la tregua que había entre humanos y ghouls había terminado. Se había decidido pactar una tregua temporalmente hasta que llegasen a un acuerdo, sin embargo no pudieron llegar a una solución mutua, ninguna de las dos partes estaba de acuerdo con las condiciones: los ghouls pedían no ser cazados aún si mataban, necesitaban alimentarse y cazar les proporcionaba la comida; la CCG no aceptaba que los ghouls cazasen a humanos, aún si debían de alimentarse matar a humanos estaba completamente prohibido. Al fin y al cabo, sin ponerse de acuerdo no valía la pena que hubiese tregua, continuaban peleando un bando con el otro por más que se hubiese pactado esa tregua. Algunos la consideraban un estorbo, otros algo conveniente y otros simplemente no le veían el sentido. ¿Para qué hacerlo si igualmente continuarían cazando y matando humanos, y las palomas matando a ghouls? No tenía sentido. La alianza terminó por romperse y la guerra entre los dos bandos continuaba, aunque ya hubieran pasado años desde la última gran batalla que hubo, la guerra continuaba vigente en Japón y, entre los cabezas de los ghouls, Kaneki Ken continuaba al mando, seguía comandando y luchando por un futuro donde ghouls y humanos pudiesen vivir juntos en paz.
Mientras que la vida en la casa de los Urie seguía igual de conflictiva y pacífica. Urie trabajaba en la CCG y _____ al servicio del Árbol Aogiri. Nada había cambiado entre ellos.

(...)

Hacía dos años que se habían casado, una ceremonia tranquila y algo reservada había tenido lugar en el pequeño templo que poseía la familia Tatsuki. Algunos inspectores fueron invitados, entre ellos los QS y algún otro ghoul. Optaron por algo simple y sencillo pero estaba claro que no podía faltar el vestido de novia y el traje del novio. Un hermoso vestido blanco con cola, con un escote que dejaba al descubierto su pecho y hombros, unos guante blancos, herencia de su madre; los zapatos de tacón alto blancos y -por supuesto- el ramo de flores, acompañada de un peinado de lo más sencillo pero precioso. Ese día se miró más hermosa que nunca y dejó más que sorprendido a cierto inspector.

Urie había quedado hechizado ante ella, se miraba más hermosa que la diosa de la belleza, más hermosa que las estrellas, era la más hermosa de todas las mujeres. La única mujer a la que sus ojos seguían y por el que su corazón latía con fuerza, por el que el deseo de tenerla siempre a su lado aumentaba. Era todo de él y solamente a él le pertenecía. Cada faceta que había provocado en ella, cada parte de su cuerpo que había recorrido en las noches de pasión, cada momento que habían compartido juntos... Todo era de él, y sólo suyo. Pero no faltó nada más ni nada menos que una pequeña pelea después de media noche, celebrando el banquete de bodas. Algunos invitados se habían pasado de copas y ocasionaron ciertos incidentes en la celebración pero era un día importante para ser arruinado, con calma y tranquilidad continuaron con la fiesta hasta la llegada del alba. Al día siguiente habían de partir a la Luna de Miel, la pareja se había retirado a descansar aunque fuesen unas horas antes de dirigirse al aeropuerto.