El diamante oculto

No se acaba

Ella no se había equivocado con el diamante. De pronto algo en ella hacía que anhelara topárselo más a menudo... y cuando podían toparse, vieran lo mucho que ella admiraba su brillo, que cada vez se pulía más, sin embargo, se muestra un poco tímida ante él, escribió este mal intento de poema pensando en el próximo encuentro que tendrían, en lo que quisiera decir y lo que no, lo que dijera sin voz o lo que sin voz no dijera, lo que las miradas revelaran y los pestañeos negaran...:

"Ojos, no me traicionen...

No le digan lo que mi corazón grita y mi boca calla.
No profundicen en su mirada, que pueden delatarme en algo.
Tampoco penetren en los suyos, que me distraigo mucho.

Ojos, no me traicionen...

Porque aquella belleza de ojos, solo con un cielo estrellado se han de comparar.
Porque con aquel café hasta las nubes he de acariciar.

No me traicionen...

Y que no se me noten los nervios tiernos que contengo, ni la felicidad inefable que traigo.
Que no se me note lo extra que pienso, ni lo menos que insinúo.

De verdad, solo por esta vez, ojos les pido compórtense..."

Aunque en un abrir y cerrar de ojos ese otro encuentro ya había pasado...
¡Ay! si tan solo su timidez no le impidiera verle fijamente, y es curioso, porque ella había conocido muchos diamantes antes, y a todos pudo verlos fijamente, pero ¿por qué a este no?, seguro hay tanto en juego que prefiere ser precavida, no se arriesgaría a perder semejante diamante.

Ella seguirá ansiosa su aventura, contándole al Sol en las mañanas y susurrándole a la Luna en las noches, para que cuiden de este jardín de diamantes que le anima a seguir, pero en especial a ese diamante el cual vio primero, que le regala sorpresivamente una esperanza nueva.

Hoy no se despide de el diamante, no culmina el párrafo con el punto y final, porque se dio cuenta que no se va, ni ella se va, solo dejará de ver cercano su brillo tan resplandeciente, mas este no se apagará, y entonces en el abrazo que pretenden sea su hasta pronto, el universo les dice que este no se acaba