Rumores

290K 10.2K 636
                                    

(Jordan)

Lucian me alcanzó después del almuerzo.

—Oye, Jordan, he estado oyendo los rumores. ¿Es verdad?

—¿Que soy increíblemente guapo? ¿Es que no tienes ojos en la cara?

Señalé mi rostro con exageradas mímicas y Lucian bufó.

—¿Briggite y tú siguen juntos?

Casi me ahogué con mi refresco. ¿De dónde había salido eso?

Se suponía que nadie sabía. Nadie. Incluso había hablado con ella sobre llevar a las animadoras al entrenamiento del viernes para que nadie sospechara. Facebook todavía creía que nos amábamos. 

—¿Dónde lo escuchaste?

Lucian bajó la mirada y empezó a retorcerse las manos. ¿Ahora qué diablos le pasaba?

—Solo por ahí, en los vestuarios. No vi quién era porque el entrenador seguía diciéndome cómo no debía interferir en tu camino. 

Suspiré. Maldito entrenador, siempre poniendo nerviosa a la gente. Lucian rara vez se ponía nervioso, nunca lo había visto tan mal como cuando el entrenador decidió que yo sería capitán. 

Habíamos sido mejores amigos desde el primer día de colegio, cuando él me derrumbó para evitar que metiera un gol y terminé en enfermería con la nariz sangrando. 

El padre de Lucian siempre lo estaba presionando para conseguir lo mejor y el fútbol no era una excepción. Ambos habíamos entrenado en academias especializadas y éramos candidatos a los semilleros de equipos profesionales. Sin embargo, a diferencia de todos los entrenadores que se nos cruzaron en la vida, era la única vez que alguien me había elegido capitán por encima de Lucian y eso era una clara prueba de que Saenz era un idiota.

Casi podías ver el brillo en los ojos de Lucian cuando tenía una pelota delante. El mismo brillo que había en los míos cuando acababa un jodido partido. ¿Ven lo que digo? ¿Quién en su sano juicio elige al tipo que le dice que solo ve el fútbol como una forma de relajarse en lugar de al tipo que grita a los cuatro vientos que daría su vida por la maldita pelota? Eso también probaba que Saenz no estaba en su sano juicio.

—Una cosa a la vez. El entrenador es un idiota por no ver tu talento. Vamos a conseguir que me saque, confía en mí.

Vi que su sonrisa regresaba pero los nervios no se habían ido del todo.  Decidí cambiar de tema.

—Sobre lo de Briggite…¿puedes guardar un secreto?

La pregunta estaba de más. Lucian me golpeó en respuesta para confirmarme que era un idiota por decirla en voz alta pero respondió un “claro que sí” para probar también que era mi mejor amigo.

—Bueno, es verdad. Pero no sé qué pasó. Ella solo vino y terminó conmigo. Sabía que no estaba funcionando pero no pensé que lo haría tan pronto. Se suponía que íbamos a ser los reyes del baile de fin de año —terminé con una mueca.

Lucian se veía aún más devastado que yo.

—¿Estás bien?

Le rodé los ojos.

—¿Me lo estás preguntando jodidamente en serio?

—Eres mi hermano —insistió él—. Si estás hundido en la mierda podemos…

Le pegué para callarlo. ¿Pero qué diablos le pasaba? Me había oído quejarme de Briggite por semanas. ¡POR MESES! ¿Y ahora me preguntaba si me encontraba bien? Podría lanzar la fiesta del año si no fuera porque había cosas más importantes en mi radar.

—La única mierda que me importa ahora es el partido contra los de Mason High. El viernes iremos a casa de Louis y vamos a convencerlos a todos de que hay un solo capitán en este equipo y eres tú. Yo soy tu orgulloso segundo al mando. Anímate, las chicas estarán allí. 

—¿Sí?

—Abigail va a estar allí —añadí dándole un codazo.

Lucian estaba nervioso de nuevo, lo sé porque lo conozco de toda la vida así que dejé el tema de la porrista con la que llevaba un tiempo encandilado.

—Lucian, todo saldrá bien. Vamos a conseguirlo. 

Al menos eso creía yo. Sin embargo, mis esperanzas entraron en problemas poco después, durante el entrenamiento.

Estábamos en medio de un descanso cuando Alex me llevó a un lado insistiendo en que tenía una pregunta sobre una tarea. Lo miré fijamente. La única clase que llevábamos juntos era historia de la música, y no teníamos ningún trabajo.

—Jordan…

Lo palmeé en el hombro, para que me dijera de una maldita vez qué pasaba. Odio el suspenso.

—Megara Muttini está aquí —susurró él.

Santa mierda. No, por favor, ella no. 

Parecía que nuestro secreto había sido descubierto.

Seduce a mi ex-novio (Disponibles los primeros capítulos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora