El universo confabula

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(Megara)

Aquel día me levanté con el sonido de la bocina de Sarah (lo reconocería en cualquier lugar) y su tono de llamada en mi celular (Fucking Perfect de Pink). Contesté medio dormida, mientras un lado de mi cerebro trataba de averiguar qué hora era.

—¿Hola?

—¡Megara! —Gritó ella al otro lado—. ¿Dónde estás? ¡Vamos a llegar tarde!

—Santa madre petra de los milagros —exclamé dando un salto—. ¡Me quedé dormida!

—TE VOY A MATAR —gritó ella de vuelta.

No pude responderle debido a que las sábanas decidieron adelantársele y casi hacen que me parta la cabeza. 

Solo me había quedado dormida para la escuela dos veces en mi vida. Las dos habían sido terribles y esta no fue la excepción.

Sarah, como la perfecta mejor amiga que es, me esperó hasta que salí medio vestida y con los zapatos todavía en la mano. Terminé de cambiarme en su auto mientras ella se arriesgaba a ganarse una multa por exceso de velocidad y trataba de vencer el récord de maldiciones soltadas por minuto.

Corrimos a nuestra primera clase juntas y recibimos una llamada de atención por parte de la profesora Bussi. Fue pura suerte que ese día hubiera decidido ponernos en parejas. Sarah y yo tuvimos que hacer juntas el trabajo y previsiblemente terminamos antes que la mitad de la gente. Bueno, es lo que pasa cuando unes a las dos mejores alumnas del salón. En el lado negativo, eso solo le dio más tiempo a Sarah para quejarse de que todo era mi culpa.  Lo repitió durante todo el almuerzo y seis horas después, cuando las clases terminaron, ella seguía molesta.

—Y para colmo tengo que ver lo desastroso que es el equipo por el que me mato entrenando. Ganamos casi todos los años el primer puesto en las regionales en el campeonato de animadoras y no nos va mal en las nacionales. Ellos apenas logran apuntarse al campeonato local —gruñó mientras Alex Vertiz perdía otro pase—. Idiotas. Todos son idiotas. 

Iba a replicar cuando Jordan logró interceptar la pelota y captó mi atención. Sin embargo, después de correr unos segundos con ella, dio una mala patada y la mandó fuera. El entrenador empezó a gritar con tanta vehemencia que no podía descifrar dónde empezaba un insulto y dónde terminaba otro. 

Cuando volví a mirar a Sarah, de repente había una sonrisa maliciosa en su cara.

—¿Qué? —Reclamé.

—Solo pensaba que muy posiblemente vas a tener que besar a un tipo que se hace llamar capitán de un equipo de fútbol y acaba de tropezar con sus propios pies. Esa información es oro líquido para una mejor amiga molesta contigo.

Su tono era tan ácido que probablemente hubiera empleado en él toda la producción de limones de la ciudad. Mientras ella seguía parloteando sobre las injusticias de la vida vi a Mauricio, el reportero de deportes del diario, acercarse a nosotras.

—¿De nuevo por aquí, Megara? —Preguntó con curiosidad.

Había acudido puntualmente a los entrenamientos del equipo con la excusa de que estaba buscando un reportaje sobre los semilleros de fútbol pero él parecía cada vez más escéptico.

—Quería comprobar si valía la pena entrevistar a alguno de los jugadores pero ninguno parece muy animado.  

—Últimamente están así —murmuró Mauricio—. Si quieres entrevistas, te recomiendo a Lucian. Ese tipo va a ser famoso y nosotros lo tendremos en facebook. Sigo sin entender por qué Jordan es capitán. 

Como para probar su punto, Jordan fue tan malo dando un pase que casi golpea al entrenador Saenz en la cabeza. Sarah soltó una carcajada tan ruidosa que resultaba grosera y se puso de pie.

Seduce a mi ex-novio (Disponibles los primeros capítulos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora