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—Ya llegamos, Tannie —susurró Taehyung, levantándose de su asiento—. Al fin estamos en Seúl... el viaje se me hizo eterno, ¿a ti no?

Por supuesto, Yeontan no podía responder y seguirle la conversación, por razones obvias. Claro que eso nunca antes había detenido a Taehyung y ciertamente no iba a detenerlo ahora; sin inmutarse por las miradas juzgadoras de los demás pasajeros que lo veían como si fuera un chiflado por hacerle preguntas a un perro, siguió manteniendo una conversación unilateral con su mascota mientras se enredaba la enorme bufanda alrededor del cuello y recuperaba su bolso para bajarse del tren. Una vez que estuvo caminando por la estación, había tanta gente que no tardó en perderse entre la multitud y ya nadie le prestaba atención.

Nadie, a excepción de una persona.

—¡Jungkookie! —exclamó ni bien divisó al castaño, que levantaba la mano para llamar su atención.

Jungkook se encontraba en el mismo lugar en el que lo había dejado la última vez que se vieron un poco más de una semana atrás, apoyado en una columna. Aunque llevaba un barbijo y una gorra que ocultaban su rostro bonito casi por completo, Taehyung lo reconoció de inmediato y se apresuró en llegar a su lado, ansioso por agradecerle de forma apropiada por el regalo que le había dado en aquella ocasión. Sin embargo, le tocó detener el paso de golpe cuando estuvo lo suficientemente cerca para notar que había algo diferente desde aquel último encuentro.

—¿Qué te pasó? —preguntó, alarmado, viendo unas feas manchas moradas debajo del ojo del menor.

—Ah, ¿te refieres a esto? —dijo Jungkook a la vez que se señalaba el ojo, luego sacudió la mano para restarle importancia—. Me lastimé en el trabajo el otro día, no es nada.

—Se ve bastante mal para no ser nada, Jungkook.

—Fue un accidente tonto, Yugyeom me lastimó sin querer —insistió Jungkook, y sonrió en un vano intento por transmitirle la calma con la que hablaba—. No te preocupes, hyung. Ya ni me duele.

Taehyung no estaba convencido, algo dentro suyo le gritaba que no creyera en lo que Jungkook decía. Está mintiendo, pensó, pero se obligó a descartar la idea tan pronto cruzó por su cabeza porque no quería desconfiar de Jungkook. Luego de la carta tan especial que le había escrito, ¿por qué le mentiría la primera vez que se vieran desde entonces? Si no tuviera intención de ser honesto no se habría tomado esa molestia, ni habría pasado esos nueve días hablando a diario con él, ni mucho menos habría aceptado ir a buscarlo a la estación en su día de descanso. No tenía sentido pensar que el chico seguiría ocultándole cosas importantes luego de todo eso, por lo que decidió creer que en verdad fue un accidente tonto y dejar el asunto atrás.

—Tienes que ser más cuidadoso, Jungkookie.

—Te prometo que lo seré —aseguró el menor, llevando una mano al pecho y levantando la otra en un gesto solemne. Empezando a caminar, hizo el intento de tomar el bolso de Taehyung—. Déjame llevar eso por ti.

Taehyung dejó que Jungkook llevara su bolso mientras él llevaba la correa de Yeontan y salieron finalmente de la estación. El plan del día era cocinar algo juntos en casa del menor, pasear un poco por la ciudad aprovechando la nieve y luego pasar el resto de la tarde en el refugio hasta que fuera hora de que Jungkook entrara al 7-Eleven; Taehyung planeaba acompañarlo en el camino de regreso a casa. Con el itinerario previamente acordado, se limitaron a caminar hacia el metro hablando, Taehyung sobre su viaje en el tren y Jungkook sobre su turno en la cafetería, del que venía llegando.

Una vez pasado el disgusto inicial de ver el rostro de Jungkook con ese horripilante hematoma, Taehyung pudo empezar a disfrutar del reencuentro. No estaban haciendo nada importante ni hablando de nada muy serio o profundo, nada más caminaban y se contaban algún detalle de sus semanas que no se habían mencionado en los mensajes de texto que habían intercambiado todos esos días, pero el simple hecho de estar en compañía de Jungkook era suficiente para que Taehyung se encontrara a gusto. Si tenía que ser sincero consigo mismo, la verdad era que había extrañado a Jungkook y había esperado ansioso a que llegara el domingo para verlo. Tal vez se debía al regalo, ese dichoso regalo, que el menor le había dado, que durante esos días que pasó en Daegu había pensado constantemente en Jungkook y en lo mucho que quería agradecerle por aquel gesto, y había terminado por extrañarlo. No sabía con exactitud qué era lo que sentía ni por qué, sólo sabía que estaba feliz de verlo, al fin.

Spring Break❀ (VKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora