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Había pasado una semana desde aquel último accidente en la sala de ensayo, y no se había vuelto a repetir y aunque la mirada de Bobby seguía ahí, yo estaba más relajado. No era gracias a él, sino a que tuvimos algunos días libres después de comprobar que nuestros ensayos salían bastante bien.

Aún así, esta semana tocaba ponerse en el estudio con las nuevas canciones, y eso significa que tendríamos que estar solos en una sala. Sólo de pensarlo ya me echaba para atrás, e ideaba planes para "parecer enfermo" y que otro tuviese que reemplazarme.

El primer día todo pasó sin inconvenientes. Dong Hyuk nos había acompañado para preparar su solo con Jin Hwan mientras nosotros trabajábamos y eso me había dado seguridad, ya que no haría nada si alguien podía vernos.

El segundo día no fue así. Dong Hyuk y el resto habían estado con el profesor de canto practicando, y a nosotros nos esperaba un largo día en el estudio.

- Sí nos damos prisa en acabar lo de hoy, tendremos el resto del día libre. - Me anunció el rapero cuando entramos.

- Qué alegría más grande. - Dije, intentando sonar irónico mientras ambos nos sentamos.

- Pensaba que tenías ganas de acabar.

- ¿En que sentido me estás diciendo esto? - Intenté evitar su mirada centrándome en el ordenador, pero era realmente complicado.

Podía ver por el rabillo del ojo como aún seguía mirándome. Y cansado de que me molestase de ese modo, cometí una locura.

Me levanté, agarré su barbilla y lo llevé hacia mí para besarlo. Fue rápido. Sólo lo hice para que estuviese calmado y satisfecho al menos por un tiempo.

Lo que pareció no dar resultado, porque mientras yo aún estaba de pie, él se levantó también. Rodeó mi cuerpo con sus brazos y se quedó tan cerca mía que casi podía rozar su nariz con la mía.

- ¿Por qué has hecho eso?

- Para que dejases de agobiarme y te centraras en esto. - Intenté soltarme de sus brazos, pero el imbécil había sacado más fuerza que yo.

- Voy a tener que volver a relajarte. -Bajó sus manos aún más hasta llegar a mis glúteos, y los apretó con tanta fuerza que estuve apunto de gritar.

Si lo hubiese hecho, seguro que alguien nos habrían oído... y habrían entrado.

- Suéltame, solo quiero ponerme a trabajar. - Seguí forzando pero parecía negarse a soltarme.

- Lo estás pidiendo a gritos. Solo voy a complacerte. - Me fue empujando poco a poco hasta dar con una de las paredes del estudio dejándome sin escapatoria, como la última vez.

Me empecé a agobiar pensando lo lejos que podría llegar este momento si dejaba que saliese como él quería, pero a mi nadie me iba a dominar. De momento.

Siguió aplastándome entre su cuerpo y la pared mientras me empezaba a morder el cuello, clavándome los dientes y seguramente dejando marcas.

Yo intentaba apartarlo pero casi parecía que mis fuerzas iban menguando con cada mordida.

- ¡Para ya! Me molesta.

- Venga Binnie, si en realidad esto te va a gustar.

Con mis antebrazos apoyados en su pecho, seguí haciendo fuerza para alejarlo de mí, mordiéndome los labios para así evitar que cualquier sonido pudiese salir de ellos y darle una nueva razón para seguir.

- Buena idea, hagamoslo en silencio. - Mis fuerzas fallaron una vez más y me quedé paralizado al ver unas sombras a través de la translucida puerta, pasando de un lado a otro mientras hablaban.

Sus voces y siluetas eran parecidas a las del resto de miembros, los cuales hablaban de ensayos, pero en ningún momento se acercaron a la puerta.

Bobby había aprovechado la situación para agarrar mis muslos, cogiéndome en brazos hasta que mis piernas rodearon su cintura, por puro instinto. Podía notar la exclamación que sus pantalones gritaban y ni con esas mi cuerpo conseguía responder.

Los compañeros habían puesto la música en la sala contigua y estaban todos centrados en seguir los pasos que Dong Hyuk les marcaba, mientras mi cuerpo había sido movido hasta el escritorio, apoyando mi torso en él.

- Mira, así ganamos los dos. Tú escribes letras y yo me centro en tu culo.

- No pienso dejar que me hagas nada. - Aun no me iba a rendir a sus deseos y peticiones, a pesar de que mi camiseta estaba siendo subida y sus labios recorrían mi espalda, pretendiendo calentarme.

- Tú siempre estás dando órdenes, es hora de que te las den a ti.

Sus caricias en mi espalda estaban siendo demasiado suaves, quizás estaba equivocado y lo único que quería era un poco de tacto y no las locuras que tenía en mente. Pero si me iba a dejar, debía ser bajo mis normas, no podía dejarle ganar sin más.

Arqueé la espalda hasta que mis glúteos tocaron con su paquete y el aliento del mayor salió disparado hacia mi oreja. Empecé a mover la cadera, presionando su cuerpo y dejándome llevar, y aunque no quería, mi cuerpo se había calentado y el pantalón no ayudaba a la causa. 

El mayor se incorporó  y con un sonido de cremallera, mi cabeza se giró al instante. Estaba bajando sus pantalones, lo cual no era muy complicado ya que nunca habíamos usado cinturones. Y tras la caída del suyo, el mío era el siguiente...


Double Edged Sword (Double B)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora