Capítulo 14- Puro dolor.

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Tercera persona

Tras una noche demasiado intensa, demasiado apasionante para unos, y a la vez demasiado dolorosa para otros, un nuevo día comienza.

El sol radiante, lleno de fuerza y, como siempre, con su máximo esplendor, sale de su escondite y alumbra toda la ciudad española en la que se encuentran. Las luces de las calles se empiezan a apagar, la gente, sale de sus hogares dispuesto a comenzar su nuevo día de trabajo para algunos y descanso para otros.

Una luz cegadora, más naranja que de costumbre, por la reciente luz del amanecer, impacta sobre la cara cansada del joven. Este, sin mucho renegar, se levanta del incomodo banco en el que ha pasado, se podría decir, la noche más dura de toda su vida, y no precisamente por perder su trabajo, su casa, una pelea familiar o cosas parecidas, sino por mal de amores, de los cuales tiene toda la culpa por no ser sincero con ella desde el principio y es que, como bien decía su abuelo, las mentiras tienen las patas muy cortas y por mucho que intenten correr y huir del problema siempre se las acaba pillando y esta no iba a ser menos.

El joven se acaba incorporando, se sienta como puede y coloca sus codos sobre sus rodillas y las palmas de sus manos sosteniendo su cabeza, dándose así, pequeños masajes en las sienes.

Le duele la cabeza y prácticamente todo el cuerpo, no precisamente por la borrachera de anoche y la resaca de hoy, aunque le gustaría que fuese por eso. Le duele hasta el alma por ser como ha sido, por haber perdido definitivamente al amor de su vida, a la persona que lo ha comprendido, o por lo menos lo ha intentado, en sus malos momentos y a la que le ha dado la felicidad completa cuando más lo ha necesitado sin pedir nada a cambio. Por el contrario, él se lo ha pagado de la manera más ruda, falsa y desagradable posible, engañándola. Aunque no todo en su relación, o lo que fuera que tuvieran, ha sido una mentira. Sus caricias, sus pensamientos pero sobretodo sus sentimientos han sido lo más sincero que ha sentido y que ha dicho nunca. Jamás imaginó querer a alguien de esa manera y poder llegar a afirmar que vendería su propia alma al diablo para que ella siguiera con él, pero no es posible.

Tiene todo lo que la mayoría desean, dinero, una familia sana que lo quiere con locura, fama, el amor de sus fans incondicional... Pero no tiene el amor que otros no quieren. Lo tuvo una vez y lo perdió, lo volvió a tener una segunda y la volvió a perder pero en este caso a la tercera no es la vencida, o por lo menos es lo que piensa.

El sentimiento de engaño es mucho más grande que cualquier otro. Ese sentimiento te hace sentir la persona más tonta del mundo, te hace sentir humillación aun si haberlo sido, pero sobre todo, sientes dolor, un dolor tan inmenso que cuesta desprenderse de él.

Está aturdido y un poco perdido. La noche que ha pasado en un banco de un parque no es que haya sido de las mejores de su vida. Intenta recordar que fue lo que realmente pasó anoche, porque cree que es todo una pesadilla, pero no. su mente le empieza a bombardear con recuerdos de hace escasas horas y sus ojos, hinchados de tanto llorar, vuelven a cristalizarse, consiguiendo así, producir lágrimas que poco a poco van cayendo por su rostro cansado y formando pequeños ríos que inundan su cara como si estuviera en el ojo de un huracán.

Él estaba hablando con María, el ambiente se empezó a calentar y su tono de voz se elevó un poco. María empezó a gritarle y a echarle en cara muchas cosas de las que él no tenía nada que ver. En un momento fugaz vio que su mirada se dirigía detrás de él, así que decidió mirar, pero no le dio tiempo, pues ella lo cogió desprevenido y se lanzó a sus labios como si fuera la comida que no ha probado durante un mes. Él intento separarse y después de unos cuantos forcejeos lo consiguió. Le dijo cuatro palabras más subidas de tono y se dio media vuelta para volver al lugar de la fiesta, pero maldita sea la hora en la que salió de esta. Nada más girarse, se encontró de cara con la chica que lo llevaba loco por la vida, esa chica con voz de ángel y con ojos de un tono verde que esta vez y por lo que podía apreciar, los tenía más brillantes de la cuenta. ¡Estaba llorando! eso él no se lo podía permitir, no podía permitir que su chica llorara por semejante patán como lo es él, así que decidió dejarlo todo e ir tras ella, pero ya fue demasiado tarde, emprendió una marcha rápida y cuando se coló por entre la multitud la perdió. Intentó buscarla por todos lados, pero no logro encontrarla. Lo que sí que encontró fue la manera de que su querido hermano dejara a Bárbara, pero eso era un asunto que no le importaba en ese momento. Se pasó toda la noche llamándola por teléfono, mandándole mensajes que nunca vio y buscándola hasta debajo de las piedras pero no dio con ella.

En un momento de máximo cansancio, decidió sentarse en un banco del parque en el que se encontraba y se quedó dormido durante dos horas, hasta ahora.

Ella tampoco pudo dormir esa noche, pues tenía grabada con tinta invisible esa imagen que hace tan solo unas cuantas horas había visto.

Sentía un dolor tan inmenso en el fondo de su pecho que eso la llevó a irse de la fiesta, se alejó totalmente de ella y cuando por fin sintió que estaba sola, decidió soltarlo todo y llorar hasta que amaneciera, siendo así el amanecer más triste de toda su vida.

Se pasó toda la noche caminando como alma en pena por la ciudad madrileña. Amaneció, pero ella no había dormido en toda la noche y no tenía pensado hacerlo. Siguió su rumbo sin un destino fijado y sus pies la llevaron hasta ese lugar en el que había pasado tantos momentos con el chico que hace tan solo unas horas le había roto el corazón. Y fue allí donde lo vio, tumbado en un banco, con los ojos cerrados. Se acercó lentamente hacia él, quedando así justo enfrente. Vio su rostro cansado, lleno de lágrimas que estaban por secar, y decidió sentarse junto a Daniel. Le estuvo hablando sobre lo mal que estaba por su culpa, que le había hecho mucho daño y que si no la quería no sabía por qué estaba con ella. No le iba a perdonar nada de lo que le había hecho pero necesitaba decirle todo eso, aunque él no la estuviera oyendo.

Empezó a mover su cabeza de un lado hacia otro en señal de que en cualquier momento se iba a despertar, así que se levantó del banco velozmente y tras soltar un beso, un tanto amargo pero lleno de amor, pasión y desengaño, al aire con destinatario fijado, puso rumbo al piso en el que se encontraba su amiga Celia. Esperaba que estuviera allí y que Jesús no se la hubiera llevado a ningún sitio, porque necesitaba desahogarse y contarle todo lo que tenía en mente.

Por otro lado había una persona que, esa noche, lo vio todo con sumo de detalle. Una persona que conocían bien y que algún día, lejano, o no tan lejano, les contará toda la verdad a todos, y quizás, solo quizás, la historia cambie.

Holaaa!!! Siento muchísimo haber tardado tanto en actualizar, pero es que he estado un poco ocupada y la inspiración no estaba de mi parte.

Pero bueno ¡¡ya lo tenéis aquí!!

Espero que os guste mucho, mucho, mucho. Pronto pasarán cosas que no os esperáis jijijjijij

Pd: gracias por esos 2,2K en esta novela y 15,6K en su primera temporada, sois enormes. Muchas gracias.

Besos😘

Att: C🙊❤️

La Chica De La Gasolinera II ⛽ {GMLRS}© Donde viven las historias. Descúbrelo ahora