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La gran puerta de madera era lo único que podía ver la niña de ojos verdes.

La subdirectora de la escuela para niñas de New York la tenia del hombro mientras le hablaba de lo bueno que le haría inscribirse en algun club académico, los beneficios que le traería y que es la forma más fácil de hacer amigas.

La niña de orbes esmeraldas solo quería que la tierra la tragara y así no tendría que pasar por esto.

Ya se veía yendo constantemente a la oficina de la consejera escolar, en su anterior escuela la señora Mirta la conocía y no la obligaba a hacer amistades tampoco a hablar sobre ella ni su vida como suelen hacer los consejeros. Simplemente dejaba que toque el piano que estaba en medio de su oficina hasta que se acabara la visita que siempre programaban para todos los viernes.

Soltó un fuerte suspiro tratando de bajar esos nervios que tenía.

La puerta de caoba se abrió al otro lado sin ruidos ni el típico rechinido.

Una mujer de cabello castaño y ojos azules las recibió con una sonrisa, mirando con interés a Lexa que aparto rápidamente la mirada de ella, esquivando su mirada. Muy típico de la ojiverde.

-Tu debes ser Alexandria Woods.- Dijo sonriente.- Bienvenida, Soy Alice profesora de Literatura.

La niña asintió levemente y la subdirectora la animo para que pase al salón.

Se agarró de sus correas de su morral con tanta fuerza que sus nudillos se volvieron blancos, tomó una respiración profunda para relajarse.

《Vamos Lexa, no debe de ser tan malo》-Escuchó en su cabeza lo que le dijo su nana cuando desayunaban hace media hora.

Cuando ingreso la bulla se disipó y cayeron en un silencio en donde los ojos de todas ahí estaban sobre Lexa.

Tuve la intención de hacer un comentario irónico del por qué no se buscan algo bueno que mirar pero simplemente bajo la cabeza.

La señora Alice le dijo que vaya a un asiento desocupado apuntando con un dedo la dirección en donde estaban algunos.

Camino hasta el lugar situándose en la silla de madera y tallado fino con una impecable imagen que no tenía ninguna mancha de tinta en el.

-Hola, soy Clarke Griffin, ¿Como te llamas?.- Saludo y preguntó con interés una niña en el asiento a su lado. Su vista se volteó hasta aquella voz. Encontrando unos orbes azules, una niña de pelo rubio y sonrisa ladina.

-Alexandria -. Contestó cómo siempre, de pocas palabras. La sonrisa de Clarke no se despegó de su rostro y la escaneo con la mirada.

-Mucho gusto Alexandria -Le tendió la mano, pero la ojiverde no la estrecho con la suya simplemente se quedo mirando la mano extendida. No le gustaba el contacto físico con otras personas. -Oh ya veo. No saludas así, lo comprendo, tengo un tío que no le gusta que lo agarren con las manos. El habla de los germenes que tiene cada persona y que evita contagiarse de algo peligroso.

Dijo la rubia bajando la mano sin dejar esa sonrisa en su boca.

-Pero pareces alguien agradable, me gustaría hablar contigo y presentarte a algunas amigas para que no te sientas sola. Leí con mi madre que tener amigas ayuda a adaptarte mejor a un nuevo ambiente.

La ojiverde ya había puesto sus ojos en el pupitre pidiéndole a todas esas fuerzas divinas que alguien ya la calle o le ponga un tapón a su boca. ¿Quien necesita amistades? Ella no, pensaba Lexa

Conocía a ese tipo de chicas, que jamás se callaban, creían que el mundo era una taza de leche y eran un jodido grano en el culo. Ella evitaba con todas sus fuerzas cualquier persona que hablara mucho, estaba acostumbrada a tener el silencio en su alrededor. Le gustaba no tener a nadie a su lado a excepción de su nana que con ella podía hablar distintos asuntos sin aburrirse.

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⏰ Última actualización: May 02, 2017 ⏰

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