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Mi vida se resume a esto: Dinero, Comer, The Walking Dead, Vampires Diaris, Trabajar como striper y Mia.

Bien hasta los cuatro primeros puntos todo normal, si la cosa se complica en cuanto ves de que trabajo. Eh, pero no penséis que es una mierda de trabajo, que lo es, pero gano pasta para Mia y muestro mi bello y sensual cuerpo. Y no no tengo ni un problema con mi ego.

Bueno resumiendo mi patética vida, perdí a mis padres en un accidente. Aunque mi vida no fue a peor, pero la de Mia si. Sus estudios, su alojamiento... y como hermano mayor mi deber era protegerla así que bueno me decante por empezar a trabajar. Pude haber trabajado en un burger, pero digamos que después de comer en la cafetería del instituto... prefiero no volver a pisar una cocina.
No penséis que vuala se me encendió una bombilla y me decidí por ser striper. No, fue algo más complicado, difícil de entender; yo aún no me lo creo cuando lo recuerdo.

Todo empezó hace dos años...

El maldito chino de las narices está más que dispuesto a reventar la puerta del baño. ¿Es que no entiende que uno debe tener privacidad? Que poca cultura general me lleva el oriental.

-¡Que te calles ya chino!- Grito por encima de la sinfonía de AC/DC. Ugh, ni escuchar a AC/DC mientras me ducho se puede hacer acá.- Pero que te calles, que ya salgo.

-¡No soy chino idiota!- Ruedo los ojos con fastidio. Hemos tenido esta conversación unas treinta veces y siempre termina igual.- Soy japonés.

-Y el culo de Nicki Minaj real.- Peino mi cabello moreno hacia atrás y me pongo los boxers para poder salir del cuarto de baño - Ya voy, ya voy. Puto chino.

En cuanto abro la puerta una corriente de aire frío y una zapatilla me reciben del pasillo. Esquivo el zapato por poco, este cae dentro del váter dejando una gran salpicadura fuera de la taza. En cuanto Ren entra en el baño y fija su mirada en el váter yo aprovecho para salir corriendo. No es que sea un gallina, para nada, pero aprecio mi vida y Ren ama a esas zapatillas, no le hará gracia el hecho de que una de ellas huela a pis.

-Que culo.- Doy un salto hacia atrás al oír a Marta, la vecina del frente. Suele colarse por la ventana para espiar nuestros cuerpos y poder encontrar inspiración para su novela porno.- Oye y si...

-No me voy a quitar el boxer, pervertida.- Respondo haciendo que haga un puchero con sus labios pintados de negro.- Mira, el chino está en la ducha. Entras, lo acosas y te vas para terminar tu porno novela.

Ella hace una mueca al oír el nombre con el que llamo a su historia. Ahora dirá:«No es porno, es novela erótica» Misma conversación cada día, mi vida es demasiado monótona.

-No es porno, es novela erótica.- ¿Veis? Ni tan siquiera debería ser capaz de hacer eso, es claramente una señal de que necesito una vida nueva. Urgentemente.- Uf... me vas a ignorar así que... chao. Pondré que mi protagonsita tiene el trasero tan perfecto como el tuyo.

¿Debería empezar a replantearme el hecho de pedir una orden de alejamiento? Empieza a darme miedo, esa mujer.

Con desgana me dirijo a la cocina para servirme una taza de Cacaolat, sin una taza por la mañana no soy persona. Es que no tolero la cafeína, me vuelvo una especie de chalado adicto a los ponis rosas. Rebusco entre los vasos estúpidos, como el dueño, mi taza de Star Wars con forma de Yoda. Una vez encontrada , cojo el Cacaolat de la nevera y me lleno el vaso hasta el tope. Me bebo todo de un golpe dejando la taza en el fregadero una vez he terminado. Al oír la puerta del baño abrirse correteo por el piso hasta llegar a mi cuarto y luego de cerrar la puerta me tiro a la cama de agua.

-¡MALDITO AMERICANO!- Ups, tal vez olvidé comentarle que puse tinte rosa fucsia en su champú. - Alan West estás muerto.

-Perdona que te diga pero eso llevan diciendo mis profesores toda la vida y que yo sepa aún estoy vivo.- Me levanto de la cama para empezar a vestirme con ropa más o menos formal. Mi meta diaria de hoy es encontrar trabajo.- Así que con el debido respeto: púdrete.

A tientas busco alguna camisa de cuadros para ponerme y que no tenga agujeros. Son las únicas que no tienen, como nunca las uso. No soy partidario de los hipsters, con amor y cariño pequeños bastardos con barba y pantalones pitillos.

Una vez vestido, con unos pantalones negros, una camisa de cuadros y unas botas timberland, salgo de la habitación dando saltitos de felicidad. Puro sarcasmo. En realidad arrastro mis pies por el suelo dejando la marca en la maldita moqueta rosa. ¿Es que no había más colores? Rosa, el color más odiado por un servidor. Me recuerdan a los ponis y tengo un trauma con esas cosas.

-Chao chino.- Grito al salir por la puerta del piso. Entonces... mierda. Busco mi teléfono, cartera y llaves por todos mis bolsillos. Encuentro las dos primeras cosas pero las llaves.- Siempre puedo colarme por la ventana. Como los gatos de la señora Ruíz.

El ascensor siempre tarda en llegar a esta planta así que imaginen mi felicidad al ver sus benditas puertas abiertas de par en par para mi. Corro como un poseso hacia la caja metálica que si se cae me dejará más plano que los pechos de mi prima Verónica y me tiro adentro justo cuando las puertas se cierran. Todo lo que no sea hacer deporte, por mortal que sea, es aceptado por mi persona.

Una vez fuera me dirijo al coche pero un periódico, que no sé de donde carajos sale, impacta contra mi cara dejándome ciego un par de segundos. «Dios hermoso, no dejes que me convierta en mortadela.» No sé si Dios me ama o que, pero de momento nadie me ha atropellado. Me saco el periódico de la cara y observo a mi alrededor. Je, parece ser que ni tan siquiera he salido del edificio. Lo máximo que me puede pasar acá, es que una horda de trols... digo hermosos niños me pasen por encima.

-Bueno, ya que estoy...- Abro el periódico por la parte de anuncios de trabajos y parpadeo al ver un anuncio de striper. - Que cristos... Un momento, ¿Me pagarán 1000$ por actuación? Agencia de stripers soy lo que necesitan.

Si bueno a partir de aquí pueden deducir que paso luego, ¿No?

Me presenté, me desnudaron una viejas cuarentonas con la menopausia a flor de piel y tres días más tarde era oficialmente striper. Incluso hice un seminario por internet, tengo mi diploma colgado en mi cuarto. No bromeo, estoy siendo sincero.

Bueno, soy Alan West y este es mi diario. El diario de un striper.
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Alan en multimedia, ¿no es hermoso? Nosotras lo amamos.
Por cierto somos 3 chicas las que estamos escribiendo... Espero les guste c:

Diario de un striper.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora