Transcurrieron dos días más, él había gastado mucho tiempo ingeniando un plan para declararle a Lea el amor que sentía por ella. Recordó que hace tiempo atrás, él había entablado una conversación con una de sus amigas (la cual le contaba todo lo que podía acerca de Lea) y tal vez por medio de ella él podría llegar hasta donde quería.
Se acercó a la joven que lo ayudaría con su misión. Hablaron algo en secreto (ya sabes que los secretos no se pueden contar a las personas como si fueran una historia), y pusieron su plan en marcha.
Al día siguiente él tendría que toparse con ella, de frente, con un objeto raro, algo que se coleccionara y que fuera difícil de conseguir (¿Mencioné que a Lea le gusta coleccionar cosas realmente raras?), que preferencia fuera algo que no dañara a la naturaleza (Sí, también era ecologista, ¿acaso tampoco mencioné que ella se inscribía en todos los clubs que había en la escuela?) Así lo hizo. Parece que la amiga de Lea la había convencido para que pasara por donde se tenían que ver Grales y ella. Estaba algo nervioso, pero llegó varios minutos antes de la hora en la que se tenía planeado el encuentro, por supuesto, Lea no sabía nada, todo esto pretendía ser una sorpresa para ella. Al inicio del pasillo donde debí ser el encuentro, se dibujó un escultural cuerpo, comenzando con una sombra bien marcada en el suelo. Era ella, sin duda. La reconocía, él sabía que era ella. Fue apreciando su belleza, muy despacio comenzando desde sus pies. Sin dura, era ella. Recorría su cuerpo con la mirada, era inevitable no verla. Llegó a sus ojos… Eran de ese tipo de ojos que resplandecen más con la luz del sol y que son capaces de hipnotizar a todo aquel que la mire directamente. Era linda, lo era y mucho.
–Eeh… ¡Hola! – saludó Grales decentemente.
–Hola – Contestó Lea, sin demostrar el más mínimo sentimiento de agrado.
–Traje esto para ti – La emoción que Grales demostraba en su rostro disminuyó un poco al darse cuenta de la expresión de su enamorada. ¿Por qué ella actuaba así? ¿Sería posible que siguiera pensando en la persona que había dejado hace poco tiempo? –. Sólo quiero decirte un par de cosas.
El rostro de Lea seguía tan serio como al inicio, sin perder ese toque que hacía que su boca pareciera como si estuviera sonriendo, aunque no lo hiciera. Hizo un pequeño movimiento con su labio, como provocando a Grales, y luego habló:
–Lo sé, me han contado todo, sé tus planes, sé qué guardas en esa pequeña caja. Sé qué me vas a decir y también sé lo que te voy a decir.
El joven se incorporó a la postura que tenía antes, pues sin haberse dado cuenta, había perdido la decencia que había logrado tener al inicio del encuentro. Su corazón palpitó más rápido de lo que ya lo había.
–Espero no ser grosera contigo. No, no quiero nada contigo, y no necesito pedirte perdón, porque no te he hecho nada. Fue tu tonto corazón el que decidió enamorarse de mí.
El silencio reinó en el pasillo donde se encontraban. Y qué peor forma de romperlo, que el sonido de los zapatos de Lea caminando lejos de ahí.
Una lágrima cayó del rostro de Grales.
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El Corazón Marchito de Grales
Teen FictionEl amor puede ser el mejor sentimiento que exista, pero también puede ser el peor. Grales está dispuesto a dar todo por ella, pero, ¿siente ella lo mismo por él? ¿Qué estás dispuesto tú a dar por amor?