- ¡Demonios! - Gritó mirando su guardarropa, no sabía que diablos ponerse.
¿Se suponía que debía ser formal?, o tal vez solamente vestir de una manera bonita. ¡Pero nada servía!, ¿por qué simplemente no podía vestirse como una chica normal?, como esas de las películas, sí. tenía una gran obsesión por la vida que veía en las películas, pero, volviendo al tema, las chicas en otro países se vestían de manera tan bonita, y ella, por ser parte de una estúpida religión debía andar con mucha ropa, todo para esconder su cuerpo, y en cuanto se casara prácticamente sólo se le podría notar la cara o los ojos, ¿no era una locura?, además, allí hacía demasiado calor.
Pero, ¡ya lo iba a conocer!, estaba nerviosa pero feliz, aunque, ¿y si era malo?, ¿y si la trataba mal?, no quería eso, quería un hombre, el cual fuese delicado, que la tratara de forma romántica, y que le trajera flores, eso sería bonito. Era notable que era una chica demasiado inocente, era una niña en el cuerpo de una adolescente.
Finalmente se decidió por uno de los típicos trajes, de color blanco, con un poco de gris. Luego de arreglar su cabello y perfumar un poco su cuerpo bajó a la sala, en la cual, pronto estaría su futuro esposo, ¡qué nervios!.
- ¿Cuándo vendrá? - Preguntó ella, con voz inocente.
- Pro... - Su padre no pudo terminar, el timbre había comenzado a sonar.
- ¡Sube Nanna! - Le gritó su madre - Tú debes bajar después de que él entre, niña.
Ella apurada corrió hasta su habitación. ¡Quería verlo ya!.
- Hola, Malik - Dijo Gregory, el padre de Nanna, abriendo la puerta.
- ¿Cómo está, señor Ólafur? - Preguntó pasando, con las manos metidas en sus bolsillos.
- Muy bien, muy bien - Le sonrió.
- Buenas tardes - Habló Latisha.
- Muy buenas - Le sonrió a su futura suegra - ¿Y dónde está la niña?.
- Ella se encuentra arriba, ya la llamo - DIjo Latisha corriendo hacia arriba.
- ¿Sabes?, más allá de cualquier trato, quiero que trates perfectamente bien a mi hija, no quiero escuchar quejas de su parte - Le advirtió Gregory.
- Sí la elegí fue porque me pareció que podía ver mi vida en un futuro aún con ella, formar una familia. Opino que teniendo algo muy bueno, no puedes desgastarlo, sino, luego se terminará rompiendo o desaciendo.
- Ten la filosofía que quieras, solamente cuídala.
La chica bajó, dejándolo un poco boquiabierto, era aún más hermosa en persona que las fotos, mucho más. Tenía facciones delicadas, y su sonrisa era contagiosa. Definitivamente había escogido a la mujer {O niña} perfecta, no tenía dudas de eso.
Ella se sorprendió un poco al verlo, ¡era hermoso!, los chicos de por allí no le solían parecer bonitos, pero él era demasiado lindo, tenía un aspecto muy masculino, aunque también parecía poder ser tierno, en pocas palabras era el hombre perfecto, bueno, estaba sacando sus propias conclusiones por su físico, pero no importaba, ¡quería saber más de él!.
- Hola - Le sonrió, ella, simplemente se estaba derritiendo.