Celos (4/5)

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Durante la Copa de China, habían compartido la habitación del hotel.

Yuuri pensaba que la idea de compartir la misma habitación había sido idea de Vitkor. Aunque ninguno de los dos se quejó.

Después de todo, habían dos camas, y bastante espacio para ambos.

La primera noche, todo iba bien, aunque podía sentir el nerviosismo habitual de Yuuri.

Pero la segunda noche fue realmente incómoda.

Yuuri no le hablaba.

Este, se dirige hacia su respectiva cama y se recuesta con su teléfono sobre su regazo y su cabeza contra el reposapiés. Vestía una camiseta gris y unos pantalones negros holgados, su cabello todavía mojado debido a la resiente ducha y los ojos pegados a la pantalla del aparato como si este guardara todos los secretos del mundo.

Aunque, teniendo en cuenta de que tenía como amigo a Phichit, era bastante probable que tuviera todos los secretos del mundo. O por lo menos todos los chismes.

Este día había sido bastante agitado, sin duda. Yuuri había estado sumamente nervioso durante su calentamiento, y Viktor no sabía qué hacer. Así que entró en pánico y en una medida desesperada decidió probar algo nuevo.

Si lo pensaba, no estaba seguro de cómo había llegado a creer que era una buena idea, amenazar a Yuuri con renunciar a ser su entrenador. Su cerdito había empezado a llorar justo delante de él, cosa que lo hizo asustarse al instante, e inmediatamente lo abrazó en un inútil intento de calmarlo.

Luego recuerda, que para sorprenderlo y a modo de disculpa, lo besó enfrente de todos. Cierto. Por eso Yuuri estaba tan callado.

Aunque no estaba seguro de si era eso o por la amenaza de renunciar a su cargo como entrenador, no sabía cómo abordar el tema. Lo que sí sabía era que no le gustaba ver a Yuuri así, era prácticamente una encarnación del estrés, todas las emociones vividas del día eran notorias alrededor de sus ojos, estos se notaban rojos debido al llanto.

Necesitaba encontrar algo que decir, algo que decir.

Antes de que pudiera decir algo, Yuuri habló.- Creo que voy a dormir ahora.

Oh.

Voltea a ver al reloj que estaba colgado en la pared del cuarto.-¿A las nueve?

-Estoy cansado- Explica Yuuri a través de un bostezo, bloqueando su teléfono y arrojándolo sobre su cama para luego recostarse él sobre esta, mirando a Viktor.

Estaba tentado a levantarse, acostarse junto a él, envolver sus brazos sobre su cintura y preguntarle qué estaba pasando por su mente. Lo que sea para poder estar a su lado.

Como si hubiera leído sus pensamientos, Makkachin salta a la cama de Yuuri, que, sin decir palabra alguna, abraza al caniche fuertemente, justo donde deben estar. Viktor mira fijamente a su perro, quien también estaba mirándolo. Podía jurar por sus 5 medallas de oro de que Makkachin lo miraba como diciendo: "Te tardabas demasiado."

Mira con odio al can, pero no está seguro de que este reciba completamente el mensaje. O, si lo hace, simplemente le resfriega en la cara lo feliz que está junto a su Yuuri,  quien le estaba rascando el estómago.

Entonces se dio cuenta, la mirada de Makkachin era burlona.-¿Yuuri?

El nombrado suelta un "mmh" haciéndole entender que lo escucha. La mirada penetrante de su perro parecía penetrar su alma, ¿Acaso era posible que un animal tan adorable como él pudiera mirar así?. Y sin embargo, ahí estaba ahora, pensando sobre su relación y todo lo que Yuuri significaba para él, tan sólo por los grandes ojos negros del can.

Se aclara la garganta. ¿Qué tenía que decirle? ¿Te amo? ¿Lo siento por lo que pasó hoy, pero no lamento el haberte besado? ¿Buen trabajo?
Todo sonaba bien, pero también ninguna sonaba correcta.

Siente que no hay palabras que pudieran definir la calidez en su pecho al mirar a Yuuri cuando se concentraba en algo, la forma en que sus cejas se fruncian y sus dedos tamborilean contra cualquier objeto más cercano. Nada podía definir la sonrisa de Yuuri, la forma en que la que se sonrojaba cuando Viktor lo elogiaba o hacía algo bien. La forma en la que Yuuri puede hacerle sentir que el mundo es solamente para ellos dos.

Viktor mira fijamente a Yuuri, preguntándose el cómo podría merecer estar en la misma habitación que él. Cómo alguien como él podría merecer ser el entrenador de Yuuri, ver como crece como patinador y atrae al público con facilidad. El cómo al comenzar a hacer su rutina de "Eros" siempre esa mirada cargada de pura sensualidad lo mira solamente a él.

No lo merece.

-Buenas noches.

-Buenas noches, Viktor

Makkachin se burla de él. Cobarde.

Pequeños momentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora