Capítulo 1.

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—¡REYNA NO!

Mis manos tiemblan, delante de mis ojos mi hermana de 11 años es devorada por un caminante, pero no puedo hacer nada.

Soy...inútil.

—¡No podemos quedarnos _____!—mi hermano toma de mi mano llevándome a rastras lejos de la gran horda.

—P-pero Reyna...

—¡Reyna está muerta! ¿¡No lo ves!?

Mis ojos no logran retener las lágrimas de impotencia y lástima que siento ahora mismo. ¿Por qué ella? Sólo era una niña...
Logramos correr un kilómetro de distancia de esos caminantes, miro a mí hermano afligida. ¿No siente ni la más mínima lástima por nuestra pequeña Reyna?

—Mira _____ yo...sé que era nuestra hermana pero era huir o morir los tres.

—¿Qué propósito tenemos ahora Jamie? Está muerta...mamá y papá también...¿por qué no pegarnos un tiro en la cabeza y acabar con este sufrimiento?

—¡Somos supervivientes _____! Debemos vivir por Reyna...ella...ella hubiera querido vernos seguir hacía delante y sobrevivir. No tirar la toalla tan pronto.

Miro hacía un lado secando mis lágrimas con la manga de mi camisa. Es cierto, Reyna siempre trataba de animarnos e inspirarnos para seguir viviendo pero...un error, una muerte. Todo por mi culpa.

—Ten, casi dejas tu arco y flechas allí. Es lo único que pude cojer antes de huir del campamento.

—Gracias...

No sólo Reyna ha muerto, decenas de personas estaban con nosotros, pero la mayoría han sido comidos en vida o huído como nosotros. Ahora sólo somos mi hermano y yo.

—Con un poco de suerte podremos volver a encontrar un grupo.—Coloca bien su pistola en su chaqueta y me mira.

—Tanta gente no se olvida con facilidad Jamie.—Un nudo en mi garganta se forma.

Noto una mirada amarga fijarse en mis ojos aún cristalizados por la muerte de mi hermana pequeña, suspira y me rodea entre sus brazos.

—Lo superaremos hermanita, lo haremos.

Hundo mi rostro en su pecho y comienzo a llorar sin poder evitarlo otra vez. Después de un buen rato logro tranquilizarme y seguir hacía delante en busca de suministros.


***

Los días transcurren y no logramos conseguir nada, estamos muertos del hambre y sed, el agua que bebemos suele estar siempre sucia y no comemos desde hace más de 3 días.

—Jamie...tengo hambre...

—¿Y por qué me lo dices a mí?—se cruza de brazos molesto mientras camina.

—Porqué eres el hermano mayor...debes alimentarme.—Sonrío juguetona, pero la sonrisa se borra de golpe al notar una mirada asesina por parte mi hermano.—Vale era broma...

—La gente se muere por ser comida por zombies y nosotros por no pillar un cacho de pan.

—Al menos moriremos de forma especial, ¿no?—Resopla para luego soltar una pequeña risa, sonrío al escuchar la risa de mi hermano.

¡Caminantes, cuidado!

Paro en seco y tomo mi arco entre mis manos. El grito de un hombre nos alarma a ambos.

Una pequeña dura de roer. [Carl Grimes y tú] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora