Tulipanes para Camila | Camren

Parte 1

This is gonna best day of my life
My li-i-i-i-i-fe
Wohooooo
This is gonna best day of my life
My li-i-i-i-i-fe 🎤🎼

The best day of my life, de American authors sonaba a todo volumen en los parlantes del iPod de Lauren, mientras ella la coreaba a todo pulmón. Definitivamente ese día sería uno de los mejores días de su vida: Una de las chicas más guapas de la universidad había aceptado salir con ella.

No era como si Lauren fuera un fracaso en citas, nada más alejado de eso. De hecho, ella se daba el lujo de ser invitada y cortejada por cuanta chica lesbiana, bisexual, pansexual, bicuriosa o incluso heterosexual, había a su alrededor. Sobre todo estas últimas no tenían nada que envidiarle a las primeras, centenares de veces Lauren había escuchado la frase "Soy muy heterosexual, pero nada más verte, se me mojan las bragas..." y eso bastaba para que les diera a probar un poco del "Talento Jauregui", que era como le llamaban las chicas con las que había estado, a sus habilidades en la cama. Y es que Lauren era muy disciplinada en todos los aspectos de su vida, no siendo su vida sexual una excepción. Pero esta vez era diferente: Lauren Jauregui se había enamorado, o al menos eso pensaba.

Su mejor amigo Shaun le había dicho que no tenía una buena corazonada sobre esa salida, que anduviera con cuidado porque Lucy tenía fama de las que no se enamoraba nunca, que sólo buscaba algunos encuentros esporádicos y nada más, pero Lauren se negó a creerlo, esta vez sí sentaría cabeza.

Había pensado su oufit desde las noche anterior. A esa chaqueta negra de cuero no se le resistía nadie. Decidió poner una leve capa de maquillaje que resaltara sus ojos, esos ojos que tantas veces habían mirado a Lucy como alguien inalcanzable, que finalmente y después de varios intentos fallidos, le había aceptado un café.

Se miró al espejo y decidió que los jeans que se había puesto no le hacían justicia a su bien trabajada anatomía, no en vano era una de las mejores deportistas en la categoría joven, lo que equilibraba muy bien con los estudios de la Facultad.

Entonces, se cambió de pantalones nuevamente, estos ahora tenían un rasgado en los muslos que terminaban en la rodilla, y decidió que ese era el jean que más resaltaba sus atributos. Así, si acaso Lucy estaba dudando en que ella era la ideal, esos jeans le ayudarían a disipar toda duda. Desde ahí debió darse cuenta de que, inconscientemente, ella sabía que Lucy sólo buscaba pasar el rato, llevarla a su cama y no nada serio.

Habían quedado para las dieciséis horas, y Lucy se había negado a que Lauren la recogiera de la residencia universitaria en la que vivía. Nada hubiera hecho más feliz a Lauren que subirla en su auto y con suerte, tomar su mano para ayudar a entrar o a salir de él. Sin embargo, no vio inconveniente alguno, y una vez que decidió que finalmente ya estaba lista, salió de su casa con suficiente tiempo para pasar por una floristería y escoger unos tulipanes rojos para llevar a su cita.

Un día por casualidad había descubierto que los tulipanes eran las flores favoritas de Lucy, y no tuvo mejor idea que sorprenderla, llevándole algunos tulipanes rojos, pues según había leído, significaban amor apasionado. Y, si bien no era amor lo que sentía por Lucy, ella se iba a esforzar porque el ligero enamoramiento que tenía, se convirtiera en el amor más bonito de todos.

Con los tulipanes ya en su poder, Lauren los puso con sumo cuidado en el asiento del copiloto y partió a la cafetería a la que habían quedado a una velocidad por debajo del promedio, pues todavía estaba en un muy buen tiempo para llegar puntual a su cita, e incluso unos minutos antes. Así, tal como lo predijo, llegó quince minutos antes de la hora pactada y se limitó a repasar palabra por palabra los aspectos de los temas de conversación que había planeado de manera tentativa. Todos decían que Lucy era una persona frívola y sin ningún tema trascendente para conversar. Sin embargo, el corazón cegado de Lauren le hacía pensar que no es que Lucy no tuviera tema de conversación, sino que pocos se habían tomado la molestia de tratar de descifrarla como había hecho ella.