Siete- Kimberley

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NARRA KIMBERLEY:

Me miro una vez más al espejo, el vestido llega hasta la mitad de mis rodillas, mi cabello esta suelto y mis labios están de un color rojo. Sonrió al ver que quizás así pueda gustarle a Evan. Salgo de mi habitación y bajo las escaleras para salir del edificio de la universidad. No pasan ni cinco minutos de espera y veo como Evan estaciona su auto y luego sale de el para abrirme la puerta.

Camino a un paso seguro hacia él, su sonrisa es indescriptible y su espalda totalmente oculta en una fina camisa blanca es irresistible.

-Hola- le doy un pequeño beso en su mejilla y acto seguido me meto en el auto. El rodea el vehículo y luego se sienta en el asiento del conductor. -¿Dónde me llevaras esta noche?- le digo mientras le sonrió y acaricio su cuello.

-Te llevare a un restaurante que me gusta demasiado- asiento levemente y comienzo a cambiar la estación de radio en el estéreo.

Cuando llegamos veo una hermosa puerta de vidrio, dentro se puede ver la gente en diferentes mesas, todos están tan elegantes, todos parecen tan ricos.

-Es el restaurante de mi padre- el toma mi mano y me guía hacia la gran puerta.

-¿Así que eres el heredero?- le digo con una risita de por medio, el asiente levemente y abre la puerta del fino vidrio.

-Señor Hemsworth, que raro verlo por aquí- el mesero nos guía hacia una de las mesas más alejadas, esta junto a una pequeña chimenea de leños, ahora está apagada ya que el calor es notable en la ciudad. Evan aleja la silla y me hace una pequeña reverencia para que me siente, yo sin dudarlo sigo sus órdenes y tomo asiento. El camina algunos pasos hasta la silla que esta frente a mí.

-¿Por qué me trajiste al restaurante de tu padre?- le digo mientras juego con la pequeña vela roja que está en el centro de la mesa.

-Porque aquí me hacen descuento Ely- sonrió al escuchar sus palabras y el también –Estas muy hermosa- el toma mi mano y la acaricia suavemente, eso hace que mi piel se erice al instante. 

-No podría decir que tu estas mal, porque sería mentira- ¿Enserio dije eso? ¿No podría decir un simple tú te ves mucho mejor?

La comida no tarda en llegar, Evan cada una mordida de su carne me mira fijamente, sus ojos azules penetran casi mi alma y no puedo evitar que mis mejillas se pongan de un carmesí.

Cuando el despide a su padre sé que es hora de volver a casa, el abre la puerta del copiloto para que entre y luego el rodea el auto para sentarse en el asiento del conductor.

En unos minutos veo la gran puerta de la universidad.

-La pase muy bien esta noche contigo Evan, realmente quiero volver a salir contigo-  apoyo mi mano en su hombro y luego beso sus labios suavemente.

-Por fin un beso- dice el entre risas y yo golpeo su hombro suavemente. El toma mi cintura y penetra mis ojos con su mirada, casi como si quisiera saber mis secreto. Pero quizás si supiera la mitad de mis secretos me odiaría.

-Ya me tengo que ir Evan, es algo tarde y mañana tenemos universidad- el asiente levemente y besa mi mejilla suavemente.

-Gracias por esta hermosa noche Elissa- veo como se aleja y cuando enciendo mi auto entro a la universidad. Realmente no tengo sueño, pero sentí una incomodidad muy grande cuando él me miro así, casi como si supiera lo que estoy haciendo o como si quisiera descubrirme.

Camino sin rumbo alguno por la universidad, realmente puede ser un lugar muy tranquilo a las doce de la madrugada. Cuando estoy llegando al gimnasio veo la puerta semi-abierta que lleva a la piscina.  Sin dudarlo entro al gimnasio y veo el movimiento en el agua. Cuando la persona sale del fondo de esta puedo notar que es nada más y nada menos que Douglas, el no se percato de mi presencia, así que sin hacer ruido me quito el vestido y me lanzo a la tibia agua. Cuando vuelvo a la superficie noto que él me está mirando, sonrío al verlo y el también lo hace. Me acerco a él y el a mí.

-Kimberley ¿Qué haces aquí?- me dice con sus ojos brillosos.

-Estaba merodeando por aquí, te hago la misma pregunta-

-Siempre vengo a esta hora a entrenar un poco, luego vuelvo a casa a descansar-

-Eres bastante extraño- le digo mientras rio tontamente.

-Y tu estas en ropa interior y nadie dice que estás loca- me acerco a él mientras rio y lo abrazo fuertemente. No tengo idea de porque con el tengo esa pequeña seguridad de ser yo misma, tampoco sé porque a él le dije mi verdadero nombre, nunca lo hago. Cada chico que conozco le digo un nombre diferente, pero Douglas es diferente y lo note cuando salió de la habitación con su chaleco y me miro con esos ojos profundamente celestes.  Me alejo unos centímetros de el haciendo que nuestros ojos se encuentren, el rosa su nariz con la mía suavemente y luego noto como sus ojos se cierran, siento sus tibios y dulces labios sobre los míos.          Cuando su boca choca con la mía siento  como ¿mariposas en el estomago? Eso suena muy cursi, pero es algo así.

-Me gustas mucho Kimberley- lo escucho casi como un susurro y cuando abro los ojos puedo notar que el también tiene los suyos cerrados.

-Tú también Douglas- beso una vez más sus labios y me pregunto si será posible que te gusten diferentes hombres, si en una misma noche encontraste a personas que te hacen sentir bien y que quieres volver a ver, lo malo es que no puedo jugar con todos ellos, de verdad tengo que averiguar cuál es el indicado.

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Como verán este es el primer capítulo narrado por Kimberley, podrán notar como se siente ella entre estos cinco adonises. Espero que les guste, muchos besos y abrazos a todas <3 

Ella es un enigma |Pausada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora