Miranda y Jack - Capítulo 3

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-Que cálido abrazo.- Dije susurrando mientras alguien me abrazaba por la espalda, a juzgar por la textura de su piel y su aroma... Estaba seguro que era una chica, yo estaba acostado en mi suave cama... Sentía sus pechos en mi espalda, ¡Se sentía bien! Di la vuelta para ver el rostro de esa hermosa mujer... Pero algo, algo parecido a un ronquido me hace saltar de la cama.

-¡MIERDA STEVE, ERA UN SUEÑO! ¡PUSISTE TUS TETAS GORDAS EN MI ESPALDA!.- Grite del enojo mientras despertaba a Cris y a Steve.

-¿Que ocurre? ¿Caníbales?.- Pregunto Cris confundido mirando a todas partes, mientras que Steve solo se frotaba los ojos y bostezaba.

10:00 AM, Ferreteria de la Ciudad Centro, 7 de febrero.

Después del horrible suceso de la mañana, ya estamos bien descansados, con armas, provisiones, Medicamentos, y todo lo que un superviviente podría necesitar, Nos disponemos a salir al fin a la calle.

-Muy bien amigos, este es el plan... No morir, tratar de no detenernos y llegar al límite de la ciudad para que las fuerzas militares nos ayuden.- Dije dirigiendo con seguridad las palabras a mis compañeros. Coloco mi mano en la perilla de la puerta, con las manos temblorosas y con sudor frío por el rostro, quien sabe que nos espera allá afuera.

-¿Listos?.- Pregunté.

-Si.

Jalé la puerta con fuerza y salimos a la calle con la intención de derribar a unos diez caníbales a la vez... La sorpresa fue que no había ningún muerto viviente a la vista, la calle estaba DESIERTA, el día estaba soleado, el suelo mojado y con charcos de agua por algunas partes, y el rocío en las ojas de los árboles reflejando la luz del sol... Un bello día.

-¿Y este es el Apocalipsis?.- Pregunto Cris.

-No bajen la guardia chicos, no saben lo que puede haber a la vuelta de la esquina.- Dije.

Los tres empezamos a dirigirnos hacia nuestro destino, el límite de la ciudad, doblando las rodillas al caminar y siempre en guardia, tratando de hacer el menor ruido posible.

-Creo que los caníbales ya se fueron a otro lado Bruno.- Dijo Steve.

-No importa sigamos en silencio, no podemos arriesgarnos.

Ya pasaron diez minutos caminando desde que salimos de la ferretería, no encontramos ningún caníbal, al parecer todo se encontraba despejado.

-¡Bah! Pensé que este lugar iba a estar plagado de zombis.- Dijo Cris.

-Tranquilo Cris, no podemos asegurar eso aún.

-Al carajo la supervivencia, yo quiero aquella consola xbox one.- Mencionó Cris señalando una tienda con una gran ventana de vidrio, donde se encontraba la xbox, Cris se acerca a la puerta para abrirla pero no lo consigue, la puerta esta asegurada con llave, asi que coge el tubo de metal que le di, para romper aquella ventana de vidrio.

-¿Que haces idiota? ¿Nos quieres matar?.- Pregunto Steve.

-Relajate gordito... ya no hay caníbales por aqui...- Respondió, Cris rompe el vidrio de la tienda causando un tremendo ruido, ya que en la ciudad había un completo silencio, felizmente entra adentro de la tienda y coge la consola de juego.

-¿Ven? No paso nada.- Dijo Cris mientras trataba de guardar la consola en la mochila, de pronto escuchamos algunos jadeos y gemidos... Una horda de aproximadamente 30 caníbales se dirigian hacia nosotros, el ruido que causo la ventana de vidrio los atrajo.

-¡Eres un imbécil, Cris! ¡Corran!.- Steve, Cris y yo comenzamos a correr por nuestras vidas, justo antes de llegar a una esquina nos aparecen más caníbales con un grupo más grande que el anterior, rápidamente nos dirigimos a toda velocidad hacia otra calle siendo perseguido por una multitud de muertos vivientes, eran lentos pero en cada esquina aparecían más.

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