Estupida culpa que carcomia mi subconsciente.
Estúpidos policías que hicieron llorar a Álex una vez sus pequeños ojos café claro se abrieron esa tarde.
Estúpida hambre que apezar de todo lo que había pasado, tenía la suficiente ínsolencia para aparecer.
En fin... Estúpido todo el mundo!.
Alexa despertó al cabo de unas horas, estaba confundida y nerviosa. Los dos oficiales la sobrecargaron de preguntas, las cuales si mucho respondió 3, lo único que sabíamos de aquel ataque de la noche anterior era que 4 hombres, al parecer de nuestra edad, arremetieron contra ella una vez se disponía a ir a su casa, después de una un poco calurosa noche de coqueteo y besos pasados de tono con su amor platonico, que no me hace falta —creo yo— decir su nombre.
Cuando me dispuce a echar a patadas a aquellos molestos hombres con pinta de idiotas, el doctor apareció salcandoles a ellos de ser insultados por una adolescentes y a mi de una posible arrestada.
—Es momento de que Alexandra descanse— y sin más nos echo de la habitación a los tres. Me acerque a Álex y le di un beso en la frente.
—vas a estar bién?— la pequeña criatura de mi mejor amiga me miro con los ojos un tanto aguados.
—Es increíble que en este estádo te preocupes por mi— desorganice un poco su cabello y le arrebate una pequeña sonrisa. —Claro que si pelirroja, estaré bien. Vendré a visitarte mañana— Ella solo se dedicó a asentir y a dejar caer sus párpados del cansancio.
Salí después de mirar mal al par de policías, me diriji a la pequeña sala de espera de al frente de la habitación, donde estaba la madre de Alex.
—Creo que me iré— tenía la miraba gacha y mi voz un poco baja.
—Claro mi niña, recuerda come mucho helado, eso ayuda a no estar triste— una pequeña risa se me escapó, eso del helado era un chiste privado bastante antiguo que compartía con la familia de Alex, y sirvió para subirme un poco el ánimo en ese momento.
—si, y talvez iré a un parque cercano y golpee algunos niños, talvez eso me ponga de buen humor— un enfermero que paso a nuestro lado no pudo evitar mirarme como mosca en sopa. —Es broma, ya no golpeo niños— le sonreí, y como esperaba se fue casi que corriendo por el pasillo, la señora Edwards me miro con reproche y luego soltó un suspiro.
—Que vamos a hacer contigo zoe— la abrace y cogí el pasillo que creía que me guiaria hacia la salida.
*****************
Una miérda
Esa era la palabra que describía a la perfección el resto de mi día, de alguna manera que aún no terminaba de decifrar todo se había puesto a mi contra.
Bla bla Zoe no seas pesimista bla bla.
Un pepino!!!
Me encontraba totalmente empapada y con un frío que carcomia mis huesos, mi zapato derecho estaba ligeramente roto, ¿porque?.. pues se me ocurrió la "maravillosa idea" de tomar un pequeño atajo por una pequeña montaña llena de piedras sueltas, por ende resbale, y por eso mismo ahora tambien tengo las palmas de las manos ardiendome descaradamente, y como si ya no hubiera tenido suficiente por hoy, hace Masomenos una hora me encontraba como un hongo al lado de la parada de autobuses. ¡UNA MALDITA HORA!.
Como siempre culpaba mi mala suerte a mis malas acciones en otras vidas, era eso o me había maldecido una vieja loca hechicera en alguna parte del mundo.
Bueno, mis dibagues enpeoraban, debe ser por la hipotermia que estaba segura que sufría en estos momentos.
—No creo que pase ningún bus— susurre entre dientes. Así que emprendi nuevamente mi camino, congelada y totalmente cabreada con todo ser viviente de este planeta y sus alrededores.
Se que maldecir constantemente está mal, pero realmente no me importaba en lo absoluto.
Y como si el universo se cansara de verme sufrir, o simplemente de apiadara de mi, dejo de llover.
Suspiro y miro al cielo —Gracias!!!— creo que dije eso demasiado pronto, y como si solo fuera una tonta e irónica broma cruel una camioneta paso a toda velocidad por el charco al lado de la acera, y no exagero al decir que aquella agua digna de estar en un alcantarillado se me metió hasta la boca.
—Hijo de tu gran...—
Tire todo tipo de blasfemias e insultos al aire, me olvidé de que estaba en medio de la calle y me ensañe con un pequeño arbolito con flores que no me tomé el debido tiempo de observar ya que mi pie no tardo el aplastar al pobre ser vegetal que tenía la misma mala suerte que yo al estar cerca cuando quería desquitarme con tantas ganas.
Todo ser vegetal del universo debe ternerme como un peligro digno, ya hasta deben tener carteles con mi cara y una absurda frase como "si la ve, corra por su vida o escondace en su defecto, altamente peligrosa, se busca al ser hallada culpable por la muerte de dos miembros del gremio".
Idiota los arbustos no pueden correr o escoderce!.
Rei con amargura, mi estupido sentido del humor era lo único que me tenía cuerda en momentos como estos.
Cobre la compostura y me digne a caminar otra vez, y un poco atonita, esa era la sensación que tenía en ese momento, la camioneta que me había bañado con aquel charco estaba aparcada unos metros más adelante en la calle, claro, no lo había notado por estar demasíado ocupada haciendo mi berrinche.
No iba a gritarle a aquel conductor, no quería terminar con una denuncia por escándalo en sitio público.
Reuni toda la dignidad que aún me quedaba y pase con la frente en alto al lado de aquel vehículo del demonio. Con lo que realmente no contaba era que bajarán la ventanilla y que la pesadilla andante llamado Devon idiota green estuviera con una sonrisa gatuna en el asiento del piloto.
Acaso era una broma? A este me lo encontraba hasta en la sopa.
—Te moje gatita? — sus palabras con notable doble sentido atravesaron mis oídos con burla.
ESTÁS LEYENDO
Mi Ángel... ¿Tu?
Fantasy"Ella era la vida, y el era la muerte en forma de vida..." Ella nunca imaginó que alguien seria su paz y su perdición al mismo tiempo. Que su vida dependería al 100% de el; que al llegar las flores crecerían tan rápido como su amor, y que al marchar...