Parte 2

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Tanto ir y venir de aquí para allá por el lanzamiento de su nuevo álbum, tantos programas a los que asistir, tantas entrevistas que se sentía aburrido de hablar tanto de sí mismos, tanto que cree que lo dijo todo en las cámaras. Sólo que el roce de las manos de su novio le recuerda que aún tenían un par de secretos muy bien atesorados que no dejarían que nadie los descubriera, ni los tocase.

Desde aquella madrugada, en la que besó tanto a su novio, siente que tienen una especie de conexión que sólo se deja ver cuando se miran a los ojos y no es necesario que se diga más, es como si supiera que le está diciendo que lo ama, simplemente, no más ni menos, ni mucho ni poco, que lo ama y es su única verdad en ese mundo lleno de apariencias en el que vivían.

Eso sumado a que últimamente se hacía adicto a su toque, a que él se quede abrazado a su cuerpo, como pidiéndole que lo protegiera, y, la verdad, en todo ese tiempo que estaban juntos jamás antes había sentido tanto su necesidad, esa sensación de sentir que podía protegerle y hacerle sentir de esa forma le hacen revolver el estómago como si estuviera descubriendo su primer enamoramiento, porque parecía ser así, porque nadie antes había logrado atravesar esa barrera que siempre puso para que nadie tocara jamás sus sentimientos, y ahora estaba ahí suspirando por él y besando sus platinados cabellos haciéndole suspirar.

Por la mierda que se sentía tan bien, era indescriptible lo que hacían y lo que vivían cuando se encerraban entre esas cuatro paredes y cerraban bien la puerta. Se sentía desnudo a un punto en el que cuando él le mira a los ojos parece ver mucho más allá, tan profundo que no tiene de otra más que esconder su rostro entre su cuello y su hombro, para huir, para esconderse de ser descubierto en su nueva experiencia.

Sólo que le preocupa que su relación y el significado del amor hayan dejado de tener una relación directa con el sexo, porque desde ese día que no se tocaban con esas intenciones y sólo obsequiaban caricias que parecían bastar y suplantar mejor aquellas emociones que solía experimentar cada que lo hacían. Porque ese 'hacer el amor' que antes llamaba tan frívolamente al acto de la copulación, ahora no era más que eso que hacían a cada instante al mirarse y rozarse sutilmente.

¿De verdad enamorase era así?

¿De verdad se volvía un ser tan tonto?

¿De verdad el amor no tenía sólo que ver con el sexo?

Porque ahora tenía curiosidad —demasiada a decir verdad— sobre cómo se sentiría hacer el amor de verdad, ahora que en el fondo había aceptado que ese amor y esa magia si existían, aunque fueran sólo una locura que Minho logró hacerle creer.

Se sentía tan real. Cada sentido se lo avisaba. Cada latido tenía un nombre y una mirada que le encandilan en su fuego, a ese que desea aventarse, porque ya no da para continuar cerrándole el paso a ese sentimiento que parece adueñarse de su vida completa, de sus pensamientos y hasta de cada latido. Y pensar que como tonto había vivido negando su magia y su existencia.

Vivir enamorado le hace pensar que hasta el asfalto es bonito, que ese tonto diente de león caprichoso era feliz en la ranura de un pretil, que él no se veía tan ridículo suspirando cuando ve a su novio hacer las maletas para salir de viaje, y después de un día tan agotador.

Quiere pedirle que se quede, que quiere experimentar el verdadero sabor de ese 'hacer el amor' real que ahora late en cada célula, en cada respiración y latido lleno de deseo que su corazón bombea a través de su torrente sanguíneo.

Se acomoda mejor para mirar lo que hacía; está tendido sobre la cama y apoyando su rostro sobre su mano, mirándole con un mohín lleno de capricho en sus labios, esperando a que se diera cuenta de lo que ocurría.

Sólo DemuéstraloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora