Parte Final

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Minho suspira al pasar los minutos y saber que esa euforia de estar ahí, siendo el que dio vida a ese personaje principal de esa película en la que tanto se esforzó, pronto terminaría y quizá entraría en depresión. La verdad, cada que terminaba alguna actividad, donde conocía a mucha gente, siempre solía sentir que un pedazo de sí mismo se quedaría en ese lugar que los vio vivir todo aquello.

Daeun parece ser la única que le entiende, porque suspira como cientos de veces cuando eso está por terminar y ella le dice que prefiere caminar por ahí antes que regresar al hotel.

Pasa más de una hora que llevan por ahí y no pueden estar tranquilos porque ella iba con vestido y él con smoking, era obvio que llamarían la atención.

—¿Deberíamos volver al hotel?

—Sí, creo que no nacerá nada entre los dos como en la película —ella ríe divertida y él la abraza.

—Volvamos.

—Sí.

En el auto hablan como mil veces de lo mismo, las experiencias que habían tenido, sólo que no tocaban el tema del beso, era algo incómodo para ambos, divertido también, pero se sentía que pronto terminaría, y que debían decirse adiós, y también a la emoción de haber filmado aquella película de tintes tan oscuros, tristes y violentos.

—De verdad te amé —ella bromea divertida cuando llegan a sus habitaciones, la suya era justo al frente de la de Minho.

—Y yo a ti.

Minho pasa la tarjeta por la cerradura y escucha el sonido del seguro de la puerta soltándose, abre la puerta y ella también abre la puerta de su habitación, ambos reían divertidos y con nostalgia, sólo que la ve acercarse, y un leve sonido dentro de su habitación le hace voltear a ver qué pasaba porque se suponía que estaba solo, y lo vio salir de la ducha.

—Pasa bonita noche —ella le abraza y él sonríe porque sí.

Esa visión que tuvo al entrar por la alfombra roja, no lo fue, y ahora esa bonita visión se paseaba semidesnuda por su habitación a oscuras.

—Igual —sonrió ampliamente, como si la nostalgia se hubiera esfumado y en su corazón no cupiera más que esa emoción de que él estaba ahí.

Ella se va y él entra sonriente, muy sorprendido de tenerle ahí, así, sentado en la orilla de la cama, con una diminuta toalla envuelta en su cintura, sonriéndole como si aquello fuera cotidiano, y no tan especial como realmente era.

—¿Qué haces aquí? —pregunta mientras se saca la corbata y el saco, acercándose a su bonito rostro que hacía una mueca de obviedad, esa que siempre ponía cuando no quería hablar.

—Vine a hacerte el amor —ríe y le da un beso en la boca, esa tan atrevido que le encandila en menos de lo que terminó de pronunciar aquello.

Sin embargo, Minho se aleja y termina de desnudarse, incluso se quita su ropa interior sin pudor alguno, para luego tomar una toalla y meterse a la ducha, todavía sin creer lo que estaba pasando. Esa noche llena de todo tipo de emociones le revuelven el estómago, y no puede evitar sentir sus ojos picar cuando el agua de la ducha cae y él siente que puede dejar caer esas gotas de agua salada de sus ojos, esas que se confunden y se van con el torrente de agua que relaja su cuerpo.

Escucha la puerta abrirse y cierra los ojos, suspira al sentir su tacto frío sobre su piel, esos dedos que lo abrazan por la cintura regalándole suaves caricias en su abdomen y esos labios que besan su espalda, tal vez, intentando calmar esas lágrimas que ya no podía contener. Dios. Tenía tanto en su pecho que apenas puede consigo mismo, y agradece que Taemin —aunque no parecía real— estuviera ahí sosteniéndole en un momento tan difícil.

Sólo DemuéstraloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora