Dos

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Después de dos largas horas, veo a Ollivia salir, ella corre hacia mí y yo la tomo entre mis brazos.

—¡Dani! Te extrañé mucho —Me dice abrazándome con sus pequeños brazitos.

— Yo también te extrañé mucho princesa ¿Cómo te fué hoy?— Le pregunto con curiosidad mientras cargo su pequeña mochila.

— Bien Dani, oye, no quiero que mami me de el castigo, no quiero que esos hombres feos me toquen como la otra vez, le prometeré a mami ya no llorar, no quiero pasar otra vez por eso.

Me siento triste por mi pequeñita, tengo que hacer que esa no le de más castigos, no soporto verla llorar por que esos hombres la violen cada semana. Pensando mucho le pregunto

— ¿Te gustaría irte de casa, princesa?

— ¿Ya no tendré mami nunca más? Mami era buena hasta que pasó por eso y Jace se perdió—Arrastra las palabras.

— Ya no veremos a mami nunca más y no nos pondrá castigos linda.

— Pero, yo quiero a mami, aunque me ponga castigos feos. Es mi mami y la quiero— Dice soltando una lágrima.

No sé como explicarle aún que Jace no está perdido, si no muerto... Aún no creo que años atrás todos éramos una bonita familia, todo se desmoronó.

— ¿Nos vamos a casa, princesa?— Le digo temeroso.

— No Dani, quiero irme de todo esto—Se decide.

Asombrado por su inteligente respuesta, no puedo creer que Ollivia quiera irse al fin de este infierno, seremos libres, ojalá.

***************
Llevamos una media hora caminando tal vez, tengo 100 dólares en mi mochila, suficiente para comprar algunas cosas mientras encuentro un trabajo y una pequeña casa para los dos, quién sabe cuánto tiempo nos lleve. Entramos a una tienda de víveres y compro algunas cosas para la semana.

— Princesa, hoy no dormiremos en una cama, tendremos que buscar en donde dormir— Le digo demostrando preocupación.

— Bueno, esto es mejor que estar en casa ¿Crees que mami nos estará buscando?— Dice con temor en su voz.

— No lo sé Ollivia, sabes que cuando mami se pone histérica, pueda hacer alguna locura.

— No quiero que nada malo le pase— Hace una pequeña pausa— Aunque me ponga castigos feos es mi mami.

— Ollivia, desde aquí nada más somos tú y yo.

— ¿En dónde nos quedaremos esta noche? —Dice asustada.

— No lo sé, caminaremos y veremos si hay algún lugar en el bosque para quedarnos.

Caminamos por un buen rato, Ollivia me cuenta lo que hacía en la escuela, para tener cinco años es muy inteligente, fué obligada a crecer rápido, obviamente. Pienso y pienso en Jace, lo extraño demasiado, era lo mejor que teníamos en la vida y lo perdimos para siempre. Dejo de pensar en cosas deprimentes y llegamos al bosque, ya es de noche y estamos lo suicientemente lejos para que ni la CIA nos encuentre. Me siento con Ollivia abajo de un árbol frondoso y le comparto la mitad de una rebanada de pan. Ollivia me habla de que va a extrañar mucho a sus compañeros de la escuela, en sólo un rato Ollivia se queda dormida en mis piernas, acaricio su cabello carbón y me digo lo suertudo que soy al ser el ejemplo de una pequeñita tan linda. Sin pensarlo mucho la sigo y en nanosegundos me quedo dormido.

Siento unas manitas tocando mis brazos, moviéndome de un lado a otro.

— ¡Dani! Ya es de día no seas dormilón, despiertaaaa— Grita en mi oído.

— Cinco minutos más...—Digo con sueño.

—¡Se llevaron nuestra comida! Tendremos que comprar más y tengo hambre.

—Uh pues vamos—Me levanto rápidamente del suelo y le doy la mano a Ollivia.

Caminamos y Ollivia me cuenta cómo durmió y que los mosquitos la picaron. Llegamos a una tienda de conveniencia y con el único dólar que me queda compro una pequeña caja de pan.

—Dani...Tengo miedo—Dijo ocultándose detrás de mi.

Me doy la vuelta con la caja de pan en mis manos y se cae suelo por mi reacción... ¿Cómo rayos nos encontró? No puede ser. Tomo de la mano a Ollivia y pasamos por detrás de todos los pasillos hasta llegar a la salida.

—¡Pequeños cobardes! ¿Creían que de iban a librar de su madre?—Comenta esa voz tan conocida.

—Ollivia ¡Corre!

Mi pequeña hermana suelta mi mano y sale de la tienda de conveniencia viéndome y le asiento con la cabeza para que corra lo más lejos que pueda. Veo a mi pequeña irse corriendo con una parte de mi. Uno de los hombres que trabajan para mamá me agarra apuntándome con una pistola.

—Busquen a esa estúpida niña, y tú—Dice viéndome fijamente—Pasarás los peores días de tu vida hasta que mueras.

Suelto unas cuentas lágrimas, no quiero que encuentren a mi hermana, espero que encuentre una mejor vida que yo no le pude ofrecer. Siento una aguja clavándose profundamente en mi cuello mientras corre una sustancia que no conozco, dejándome desmayado completamente.

Despierto en este lugar tan conocido, pero esta vez sin los gritos de Ollivia siendo abusada por esos hombres, mi pesadilla hasta que muera comienza aquí y ahora, no puedo hacer nada para evitar mi último destino, ese tan deseado por algunos y el más temido por algunos otros... La muerte.

Holaaa, ¿Creyeron que abandonaría esto? Pues no, espero les guste este capítulo, lo escribí en un momento difícil de mi vida, por eso tardé bastante ¡Espero que lo disfruten! :D

Destinados Where stories live. Discover now