Una habitación pequeña, hecha a base de pura roca lisa, alumbrada con destellos de fuego provenientes de distintos puntos, con un techo que subía en punta hasta terminar en un agujero que daba con la oscuridad; una habitación bastante pequeña, pero suficiente para el confort de una sola persona. Fénix se encontraba en el interior, admirando su desnudo cuerpo en un espejo peculiar, uno formado por una especie de energía que se fusionaba formando un perfecto espejo flotante qué mostraba sumo detalle en el reflejo.
El ángel caído acariciaba sus alas sin dejar de contemplarse. Repasaba pluma por pluma con las yemas de sus dedos, con delicadeza y detenimiento. Sus alas eran bellas, con un color único. Empezaban con un blanco en el tronco que se iba difuminando en tonos anaranjados, después rojizos, casi al último con un poco de café y terminaba en las puntas de cada pluma con una pizca de negro. Eran hermosas, para él lo eran. Era alguien que se amaba, que se valoraba bastante, a él y todo lo bueno que le sucedía. Aunque debía admitir que antes, dos mil años atrás, las alas eran aún mucho más hermosas, brillantes, lujosas, imponentes, y ahora solo mantenían sus tonos secos y apagados; todo a causa del accidente, o mejor dicho, acto de rebelión que cometió en esos tiempos; un evento que no le gustaba recordar con frecuencia.
Terminó de masajear cada pluma, y pasó a recorrer su cuerpo con las palmas, empezando por el rostro delgado, juvenil y atractivo, acariciando sus pómulos, ojos, nariz y repasando los labios con delicadeza; luego bajó por el cuello sintiendo su carótida y resbaló por los brazos, donde tuvo que extender más las manos para sentir la firmeza de sus músculos, hasta que llegó a las muñecas, masajeó un poco y después regresó a repasar todo su torso, empezando por la cintura, y luego el abdomen marcado; tenía una complexión delgada, pero su perfecta musculatura lo compensaba; al final, detuvo las manos en el pecho, donde acarició la cicatriz que ahí descansaba. Se trataba de una marca hecha de varios trazos que giraban y se cruzaban entre sí formando un símbolo circular dando lugar a una runa bastante peculiar, una especialmente hecha para él. Era un regalo de Dios. Después de haber llegado a la vida por las mismas manos de Dios, este se tomó la molestia de formarla y grabarla en el alma de Fénix, asegurando que se quedara con él durante toda la existencia. La función de aquella runa era especial, única; era costosa, y de hecho, imposible de hacer por cualquier otro ser que no perteneciese al reino celestial, era la runa de...—Oye, Fénix —un demonio interrumpió su paz, asomando la cabeza por la entrada de su pequeña habitación.
Fénix le dio su atención viéndolo a través del espejo. No le importó que viera su desnudez. El morbo era una de las cosas que no tenían cabida en la cabeza de los caídos, o al menos de la mayoría.
—Hadyl quiere hablar contigo. Bueno... Creo que todos quieren hablar.
Y con "todos" se refería al cuartel que se encargaba de aquella sección del Infierno. Fénix no era de un alto rango, no destacaba más que por la runa que portaba en el interior y que se reflejaba en su pecho; pero, sin embargo, llegaba a tener una buena relación con los caídos más importantes, como los que ahora solicitaban su presencia, algo poco común.
Pasó las manos por el espejo hecho de energía y éste se esfumó hasta no dejar rastro alguno. Se volteó hacia el demonio mensajero con tranquilidad—. Bien, mando a decir que me reúno con ellos en un momento.
El mensajero afirmó con la cabeza y se fue.
Por un momento, Fénix se sintió mal por tratarlo con frialdad, no sabía quién era, solo lo había visto por allí de vez en cuando, pero se veía bastante cortés, quizá se merecía algo de amabilidad. Borró ese sentimiento de su mente y prosiguió a vestirse. Escondió sus alas como si nunca hubiesen estado ahí, se puso su chitón negro, una pechera de hierro que mantenía su brillo, y por ultimo recogió unas antiguas y desgastadas botas, ató cada una a su pie correspondiente y quedó listo.
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La Biblia de los Caídos, Testamento de Fénix
ФанфикSe desata una guerra entre humanos, vampiros, hombres lobo, demonios, ángeles, y demás seres sobrenaturales,. Todos luchan por obtener unas páginas de alto valor pertenecientes a La Biblia de los Caídos. Fénix pertenece al bando de los caídos, que h...