La Biblia de los Caídos, Testamento de Fénix

Capítulo 7

Una torre de gran altura se imponía ante Fénix y Abril, cubierta de ventanas reflejantes y destacando del resto de los edificios alrededor. Ahí detuvo Abril su vehículo, estacionándose justo frente a la entrada principal, igual de cristal.

Fénix analizó la situación— ¿Estás segura de que es aquí?

—Sí, es la calle correcta, edificio alto que parecería un espejo gigante. Me aseguraron que aquí se esconde tu mujer.

No conocía mucho a Nilia, pero sabia que era una gran estratega, muy astuta. Tenía sentido que buscara un edificio alto, con cobertura y ventanales que impidieran ver dentro—. Más vale que el pago valga la pena —salió del auto sin dejar de ver las puertas de cristal.

Abril también salió—. Entonces, ¿Solo entraremos?

—Entraré —se volvió un momento para hablarle a la doctora a la cara—. Escúchame bien: Esta mujer es muy peligrosa, sé lo que te digo, y sabes que debes comprenderlo.

Abril se limitó a torcer los labios.

—Necesito qe estés lista para partir en cualquier momento. Nilia es astuta, impredecible, no puedo saber de qué manera me afrontará, si está preparada para ello o no. Ni siquiera he considerado la posibilidad de que ya se haya enterado de que voy tras ella —se sintió ofendido por sí mismo al insinuar que cabía la posibilidad de tener que huír de un demonio. Pero debía ser realista y aceptar que sus capacidades ya se veían limitadas. Había que tomarse en serio las cosas y con bastante precaución al enfrentarse con un demonio de tanto calibre.

—No te muevas —le ordenó a Abril antes de entrar por las puertas.

Caminó hacia la entrada, empujó las puertas hacia adentro y se halló en el vestíbulo de un gran edificio empresarial, de una arquitectura moderna pero ecológica, con decenas de corredores dando vuelta en cuadrado por encima de su cabeza. Todo estaba solo y oscuro, pero su avanzada visión le permitía ver con cierta claridad. No había ni una sola persona, como si el sito llevase días abandonado. Sin dudas Nilia escogería un sitio como ese para ocultarse.

Aunque se preguntaba porque Nilia se escondería específicamente en ese lugar. Quizá los intereses del demonio iban más allá de lo que cualquiera quisiera imaginar, quizá tenía alguna clase de asuntos o planes donde se involucraba a menores. No podría entenderlo del todo, no hasta que diera con ella y la obligara a escupir toda la verdad con la creativa tortura a la que la sometería antes de terminar con su existencia.

Analizó cada rincón del lugar, pasando los ojos de un lado a otro sin perder tiempo; quería tener una noción clara de su enterno por si se suscitaba un enfrentamiento con Nilia.

Caminó otros cuantos pasos, dando vueltas en circulo, pensando en como hacerla salir o esperando a que ella sola se mostrara.

Escuchó un paso a su derecha, entonces se posicionó en modo de combate, con una pierna estirada hacia atrás y la otra flexionada, una mano a la altura del pecho y otra más rigida cerca de la cabeza. Pero escuchó nuevo movimiento al lado puesto, luego desde otra dirección, luego desde otra. Podía ser de esperarse, había escuchado que el demonio era condenadamente rápido. Pronto los movimientos se hicieron demasiados, como si Nilia se estuviera desplazando en circulos.

Varios hombres, todos bien vestidos en un traje negro, se acercaron y lo rodearon en un círculo perfecto. Uno de ellos dio dos pasos al frente, portando un sombrero característico y una postura de liderazgo, demasiado presuntuosa.

—Sin duda, un caído será el mejor trofeo que pueda tener en mi Estantería. O ya sé, ¿Cuánto me pagarían los ángeles por tu cabeza? O mejor aun, ¿Por tu cuerpo entero con todo y runa? Porque, permíteme hacerte saber que los mocosos sucios me han pagado ya una muy buena cantidad por el símbolo. ¿Los ángeles tendrán algo mejor que ofrecer? No lo sé... Tendría que meditarlo.