Peligrosa Obsesión-Joel Pimentel

Capitulo 22

Sentí una pequeña punzada en mi pecho. Un enojo que me estaba carcomiendo las entrañas. Nuestras respiraciones aun eran agitadas.

¿Por qué demonios no cede? ¿Por qué demonios me hace esto? Sus ojos estaban clavados en los míos. Sus ojos eran una extraña mezcla de confusión y algo de miedo.

—Demonios... —dije y me alejé de ella.

Tomé mis llaves, mi teléfono y mi remera, que estaban encima de la mesa de mármol. Caminé hasta la puerta y salí de allí cerrándola con fuerza.

Tenía que salir de allí, antes de que ella acabara conmigo. Cuando salí afuera miré a mi alrededor. ¿A dónde iba a ir ahora? Tomé mi celular y lo miré. Busqué el número de Zabdiel y marqué.

— ¿Hola? —dijo al atenderme.

—Zabdiel, ¿Puedes atenderme o estas ocupado? —le pregunté.

—No, de hecho estamos con mal de amores y amargados Richard y yo en mi departamento. Déjate ver por aquí —me dijo.

—Llevaré algo de beber, lo necesitaremos —dije y colgué.

Me subí a Betty y prendí marcha hacia lo de De Jesús. Llegué y toqué el timbre y un desanimado Zabdiel me abrió la puerta. Entré y de la misma forma estaba Richard. ¡Oh, esto es increíble!

— ¿Qué tal? —preguntó el moreno.

— ¿Qué tal tú? —le dije y me senté a su lado.

Zabdiel tomó la botella de cerveza que había traído y fue a abrirla.

— ¿Acaso hace falta que preguntes? —Me dijo Richard —¡Mírame, jamás había estado así! ¡Nunca!

—Aquí, muchachos —dijo Zabdiel luego de darle un largo trago a la botella.

Yo la tomé e hice lo mismo.

— ¡De tantas mujeres que hay y hay muchas! ¿Por qué nos tenemos que enamorar de las criaturas más perversas, adorables y maquinadoras que hay? —preguntó el moreno nervioso.

—No, no, no. Lo siento chicos, pero lo mío no es amor. Se llama obsesión, una peligrosa obsesión —les aclaré y volví a tomar —Yo obtengo la chica que quiero cuando se me da la gana. Solo que con ______ me estoy tardando...

—Aja, si lo que digas Joel —habló Zabdiel — ¡Yo estoy peor! Me enamoré de la versión femenina de Joel... —dijo nervioso y le dio otro trago a la botella —Solo que muchísimo mejor la versión dama si puedo agregar.

— ¿Y qué hay de mi? —Preguntó Richard —Me enamoré de la criatura más linda, dulce y tierna que existe. Pero resulta que esa criatura me aborrece...

Le quitó la botella a Zabdiel y tomó un largo y limpio trago.

—Se te pasó decir cínica y sarcástica —le dije.

Me miró con desenfado y de encogió de hombros.

—Aun así es hermosa —dijo.

—Pues yo estoy peor que ustedes dos juntos —les dije y tomé la botella —Mezclen a Emma y Ash, ¿Qué obtienen? Exacto a ______... Esa morena me está costando dos semanas sin sexo.

— ¡¿Qué?! —preguntaron los dos al unísono.

—No, tú estás jugando con nosotros —dijo Zabdiel.

— ¿Ven? Y ahora no filtro lo que digo. Estoy muy mal —dije bajando la cabeza.

— ¿Dónde se está quedando tu prima Joel? —me preguntó De Jesús. Lo miré y tomé la botella para darle un trago extra largo.