Enséñame a amar [ClassicFell +18]

Sans había estado casi desde siempre enamorado de él.

Cuando Red llegó a su universo, la monótona rutina de esperar a Frisk llegar al subsuelo había llegado a su fin. Habían pasado ya cuatro años humanos desde que se suponía que el chico debería haber caído al subsuelo, pero el castaño jamás había aparecido por Snowdin. A Sans le parecía decente. Quizás no podría ir a la superficie como quería él y los demás monstruos, pero, al menos estaban a salvo de aquél mocoso cuando entraba en su modo genocida.

El esqueleto de vestimenta algo gótica había tenido algo que lo había enloquecido apenas lo vió. No fue amor a primera vista, no. Sans había tardado bastante en darse cuenta de sus sentimientos por él. Porque Red a veces solía confundirlo con toda las cosas injustas que el esqueleto de rojo tenía confianza de decir.

Conseguir que el esqueleto aceptase ser su novio había sido un verdadero infierno. Sufrió rechazo tras rechazo, y más rechazo, pero su alma le pedía que no se rindiera con él como lo había hecho con el mundo; y no se rindió.

Y sí, lo logró. Le tomó dos años y medio obtener el negro corazón de Red para sí, y ese era hasta entonces uno de los logros más importantes para él.

Hubo casi un año de la relación casta y simple entre esos dos cuando sans decidió tomar un paso más adelante: Tener una relación sexual con Red.

Seducir al Sans de Underfell había sido muy complicado. El pobre siempre huía de él apenas decía un comentario medianamente subido de tono, o se ruborizaba de un rojo tan intenso que no sorprendía el porqué de su apodo. Pero consiguió que el chico cediera ante él para obtener al menos su primera vez.

Fue entonces cuando Sans comenzó a notar las señales.

...

"¿Estás seguro que no quieres que te prepare? Podría dolerte." Sans no pudo evitar preguntar con cierta preocupación. El que Red quisiese aquello no era ningún problema para Sans, pero le molestaba la idea de que al de vestimenta gótica le doliese la penetración. No lo haría a menos de que Red estuviese totalmente seguro.

Ambos estaban en la cama del esqueleto del universo original, desnudos y a punto de llegar al paso final. Pero, Sans se sentía algo incómodo ante la idea de Red de que le metiera su "sable láser" sin preparación alguna.

"Estoy seguro." Dijo casi de inmediato. El pasivo no pido evitar chasquear la lengua con fastidio al ver la expresión de Sans. "Tch. No soy una puta muñeca, Sans."

El esqueleto llevó una mano a su virilidad de magia azul, y, con cuidado la alineó con la entrada de magia roja que Red preparó para él. El pensar que llenaría a Red le hacía ponerse calenturiento como nadie tendría idea. Lo suficiente como para ignorar su propia comodidad por los deseos de Red.

"Muy bien." Sentenció Sans antes de penetrar aquella entrada con una rápida pero dura embestida.

Escuchó el gemido que Red soltó, miró ambas manos del esqueleto de irises rojas aferrarse a las sucias sábanas de su cama, notó sus piernas enredarse en su cadera y sintió las paredes de magia apretar su miembro de una manera tan placentera que miró estrellas.

Comenzó con suaves embestidas, aún a pesar de las quejas de Red que pedían que fuese más rápido. Aquél esqueleto de Underfell sí que podía llegar a ser impaciente como nadie tenía idea. Y a pesar de que aquello no solía tener atractivo alguno, a Sans realmente le fascinaba.

"S-Saaaans..." Red gimió su nombre, chillando, moviendo levemente sus caderas a la par de las fuertes estocadas. Se sentía muy bien, pero Red sentía que le faltaba algo. "P-Por favoo- ¡Ooh!"