I. El último y primer día.

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La vida puede llegar a ser hermosa de un modo indescriptiblemente puro. La vida es hermosa, en el mayor de sus sentidos.
Pero lamentablemente, algunas personas somos demasiado ciegas como para verlo; o algunas ni siquiera tenemos la oportunidad de disfrutarla, porque se nos ha privado de la necesidad más simple desde nuestro mismísimo nacimiento: afecto. Lo puedes encontrar en el amor que recibes de tus padres, en una partida de Play con un amigo, en la sonrisa de un desconocido o incluso en tu gato acurrucándose en tu regazo una tarde de frío.

Yo no tuve nada parecido a eso. Ni voy a tenerlo.

Mi nombre realmente no importa, de todas maneras, no soy nadie. Nací hace 16 años en las calles de una cruel ciudad, conformada por una sociedad capitalista e igual de cruel y despiadada.
Fui un pequeño don no deseado, así que mis progenitores me abandonaron para morir en un callejón días después de haber venido al mundo, imagino, sin ninguna clase de remordimiento. Me encontraron al borde de la muerte un día después, a punto de ser devorado por el frío, y me trasladaron a un hogar para huérfanos.
He pasado toda mi vida allí, rasguñando las mismas grises paredes, observando las mismas viejas habitaciones, viendo como los demás niños se iban a su nuevo hogar con una sonrisa plantada en sus labios.
He pasado toda mi vida en soledad. Siempre siguiendo con la misma rutina, haciendo los mismos trabajos y recibiendo las mismas miradas de rechazo de todos. Aún sigo sin saber la razón del por qué.
Mis ojeras ya no pueden ser ocultadas, son la consecuencia de no dormir por una simple razón: anime. Ha sido lo único que me ha podido sacar una sonrisa, una verdaderamente sincera.
De noche, cuando todos dormían, me levantaba escabulliéndome para robar la notebook del hall y seguir viendo alguna serie, o empezar otra nueva.
La última que vi fue algo...especial. Se trataba sobre patinaje sobre hielo, era cómica y casi moría por aguantar mis estruendosas reacciones para no despertar a nadie y meterme en problemas.
Hubo un personaje que me chocó, que en cuanto lo conocí, pensé «quiero ser así, quiero ser él». Su carácter, su personalidad, su confianza y falta de miedo, aquel esbelto cuerpo, me hacía recordar a un majestuoso y bravo tigre.

Pensaba en él cuando estaba en el borde de la corniza del edificio, intentando ser un poco como su persona y perder el miedo.
Necesitaba seguridad, y poco a poco fui llenándome de ella, como una vaso de agua quebrado a punto de reventar.
«Esto no es vivir. Esto es ser obligado a vivir». Me repetía una y otra vez.

Respiré profundo y largué el aire, viendo como el vapor se disolvía en la oscuridad.

Di un paso a la nada. El aire me acarició al instante y pude sentir como si volara hacia un abismo de paz.
Las estrellas brillando incesantes en el cielo nocturno fueron mi última vista, demostrándome firmemente que, de alguna manera, al final la vida sí es hermosa.

~

Sentí frío. Contemplé absoluta oscuridad. Escuché silencio puro. Intenté moverme pero no sentí nada, como si no poseyera un cuerpo. «¿He muerto?» me pregunté para mis adentros. Nada parecía real a mi alrededor.
«He muerto». Confirmé.

-«Tu vida ha sido pura.»- sentenció una voz desconocida. Traté de averiguar de dónde provenía, pero estaba tan oscuro que no había diferencia entre cerrar los ojos y abrirlos luego.- «tan pura que un humano como tú la consideraría una injustacia. Por eso, te daré un regalo, lo mereces, pequeña criatura. Lo que quieras, se te concederá, un deseo egoísta a tu merced.»

¿En dónde me encontraba? ¿En el cielo...el infierno? ¿Quién era este ser que me hablaba?

¿Por qué?

Las preguntas se amontonaban en mi cabeza como rocas cayendo en una abalancha, así que decidí resignarme y creer todo, no tenía nada que perder al fin y al cabo. Como siempre.
Pasó mucho tiempo hasta que pude decir una respuesta, no sabría decir cuánto exactamente. Me costaba pensar semejante contestación a esa tremenda oferta en la situación que me encontraba.

-Tan sólo...dame un cuerpo y alma con los que pueda ser feliz.- contesté, con algo de emoción en mi ser.

Hubo silencio.

- «Se te concederá tu deseo. Sin embargo, encuentra a los demás en menos de un año, en especial a él...gánate su afecto, el amor del que has carecido durante tida tu vida, o volverás al abismo para siempre».

¿Los demás? ¿Alguien especial? ¿El abismo?
No tuve tiempo de seguir haciéndome preguntas gracias a una repentina luz cegadora que me deslumbró.
Mi respiración era agitada, y un ruido ensordecedor me chocó al instante.
Observé mi alrededor con la confusión al tope, y me percaté de que me encontraba en medio de una pista de hielo. Las tribunas estaban llenas y la gente gritaba cosas que no podía distinguir. Me sentía exhausto, pero ¿Por qué?
Miré mis manos. Noté que mis brazos eran delgados, al igual que mi cuerpo. Mi cabello ahora llegaba hasta mi mentón y por alguna razón la gente me aplaudía.
De repente se escuchó la voz de un narrador por los parlantes del edificio, en un ruso que por alguna razón, podía entender a la perfección.
-¡Impecable performance por parte del hada rusa, Yuri Plisetsky!.-

. . .

¿Qué?

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Como habrán notado, la historia empieza un tanto rara, pero en fin. Son las fantasías de nada más y nada menos que un fan de YoI.
Espero que lo disfruten <3
-Noah.

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