Desperté por el estruendoso e insoportable sonido de mi despertador.
Desde mi primer día de clases odie con toda mi alma ese bendito aparato, ósea no me explico ¿para que se inventó? ¿Para jodernos la existencia? ¿Para hacer nuestras vidas estudiantiles más miserables?... no lo sé, lo único que sé es que jamás había lidiado con un sonido tan terriblemente odioso.
Como todos los días, lo segundo que hice después de renegar de mi existencia fue revisar mi móvil, no es que tengan muchas personas que me envíen textos, solo que ya me acostumbre a hacerlo.
Después de contestar los mensajes que tenía, me dispuse a hacer mi rutina de limpieza personal, me bañe, me cepille los dientes y el cabello y Salí del baño.
Hoy es un día un poco caluroso haci que decidí ponerme un short tiro alto blanco, una blusa de tirantes rojas y mis vans blancas. Me hice una coleta alta tome mi mochila, mi teléfono, algo de dinero y Salí de mi habitación.
Al llegar a la cocina se encuentra todos menos mi padre.
-Buenos días- salude al bajar
-Buen día- respondió Alexander, el que menos me odia, los otros solo me miraron de reojo y siguieron con lo suyo. En realidad no me sorprende que sean haci conmigo.
Tome una manzana y me dispuse a esperar a matt para que nos vallamos juntos.
-Hola mattilindo- salude empalagosamente, ese era el apodo que le decíamos sophie y yo porque sabemos que le molesta y mucho.
-Hola Jane- respondió el con una sonrisa demoniaca tan típica en él.
Le fulmine con la mirada porque él sabe que detesto ese nombre y odio que me digan así, prefiero Salome.
-Idiota- masculle frunciendo el ceño.
-Amas a este idiota- responde con una sonrisa victoriosa.
-sueñas en grande muchacho- palmee su hombro, cosa que el también odia.
-ey ya, vallamos a recoger a sophie o no llegaremos nunca a el instituto- dice acelerando el auto
Ya con sophie nos encaminamos hacia la cárcel llamada instituto, envidio a Matt porque este ya es su último año aquí, aunque me da mucha tristeza porque él se ira a estudiar a España y no nos veremos mucho tiempo.
Cuando llegamos al instituto, me dirijo corriendo hacia mi casillero para sacar mi libro de la mejor materia de mundo matemática yuju- nótese el sarcasmo.
Al llegar a mi clase ya hay personas ahí y solo dos asientos, uno al lado de Denisse Hilder una de las perras falderas de Staicy Parker, y el otro asiento es al lado de Malcom Miller, uno de los frikis del instituto.
Hoy no quiero discutir con miss perfección haci que tomo el asiento al lado de Malcom.
-hola- saludo al sentarme.
-H-hola- saluda el cabizbajo.
-hey ¿te molesta que me haya sentado aquí?- pregunto mirándole, el alza la mirada y al instante me siento cautivada por esos hermosos ojos verdes.
