Fuera de aquel edificio todo se ve distinto. La poca gente que habita esta zona camina con tranquilidad. Nunca se enteran si hay asesinos sueltos. Supongo que seremos buenos en nuestro trabajo como para que eso ocurra.
Camino un poco más hasta llegar a donde había dejado el coche estacionado. Pongo las hojas cuidadosamente en el asiento del copiloto y en seguida me subo yo. Lo arranco y me alejo del lugar para tratar de despejarme nuevamente.
Estoy acostumbrado a pasar por éstas calles a menudo, llevo demasiado tiempo trabajando en esto. Aunque me guste debería parar de vez en cuando, cualquier persona me diría lo mismo. "Tienes dinero, casa, coche... ¿Qué más quieres?..." me dicen algunos vecinos. Sé que tienen razón, me siento mal de que algo así sobre mí sea real.
Mientras esos pensamientos brotan dentro de mi cabeza observo los edificios pasar a través de la ventana del auto. A veces desearía vivir en un ambiente más tranquilo que éste, pero por convertirme en uno de los detectives policiales más reconocidos, al menos de Madrid. Hay precios que pagar por algo así.
Al parecer el jefe de la comisaría ha decidido comportarse "muy bien" conmigo. Con los demás agentes se comporta de una forma muy dura e inflexible a cualquier sentimiento de debilidad o dolor por parte de cualquiera de ellos. Un completo hipócrita, no hay duda de eso. Es increíble que se piense que no me doy cuenta; soy un detective después de todo.
Los demás suelen tenerme envidia por el tema, pero me he acostumbrado. Ellos no saben la verdadera razón que tiene el que él se comporte de esa forma conmigo.
Poco a poco me voy acercando a mi hogar, o a lo que me he acostumbrado a nombrar así. Una casa, la casa de mis sueños. La casa que en mis tiempos de youtuber anhelaba tener...
Recuerdo esas bromas en las que decíamos que ganábamos miles de dólares, cuando en realidad nos daban una auténtica miseria. Era lo que me gustaba en ese entonces, era mi mundo, era un sueño para cuando era niño «"vivir de jugar videojuegos" ¿quién lo diría?».
Estacioné el coche frente a la puerta, ya ni me importaba guardarlo en la cochera, solo quería entrar y poner mi mente en orden. Salí del auto, tomé la carpeta, puse la alarma y me acerqué a la puerta de la casa. Tomé la llave, la incerté y entré de nuevo a mi cálido hogar.
«Ya estoy en casa» pensé en decir, pero no había nadie viviendo conmigo. No había razones, era como si se lo dijera a las paredes; una pérdida de tiempo.
Dejé las llaves en el sitio de costumbre y me adentré a través del pasillo hasta la sala. Todo estaba en orden; como lo dejé en la mañana antes de irme a trabajar.
Normalmente uso la mesa de centro para trabajar en los casos que requieren más concentración y requiero de tener todas las pistas visibles, de echo todavía tengo algunas cosas del caso anterior, que se lo pasaron a otro detective para dejarme éste caso.
En uno de los muros decidí poner una tabla de corcho. Ya que no suelo tener visitas.
Sé que suena fatal, pero así es mi vida ahora... Como siempre quise...
Levanté todo lo que quedaba y lo metí en una caja de cartón que puse al fondo de uno de mis libreros, luego desperdigue todos los documentos sobre la mesa, como siempre he hecho.
Al ver de nuevo las fotos y los nombres me entró un escalofrío. Sus sonrisas en las fotos, su felicidad que se veía en ese momento,... se notaba que eran trozos de fotografías y no parte de su pasaporte o algo así, vaya fallo... Me odiaba por no haber estado ahí para ayudarles.
«Si hubieras estado ahí, estarías en ese expediente igual que ellos» me dije frustrado «no es que seas capaz de hacer mucho...».
Suspiré cabizbajo.
—Seguramente estén bien— traté de animarme —en estos casos solo buscan dinero, no hay nada más que les interese, normalmente...
Me llené de determinación y comencé a ordenar todo.
Parecía mucha información para empezar, pero no era así. Por una extraña razón no tenía tantos datos, parecía que no me hubieran otorgado toda la que tenían.
Me rasqué la barba mientras buscaba una explicación a lo ocurrido.
Pensé un poco en la razón por la que podría haber ocurrido.
Miré el reloj de pared que tenía al fondo de la sala. Eran las dos de la mañana y ya no podía volver a la agencia nuevamente para cerciorarme de que ya me habían otorgado todo lo habido para el caso.
Me levanté del sillón lentamente. Por un momento pensé en levantar todo de la mesa, pero lo vi más que innecesario.
Me acerqué al pasillo y apagué la luz, dejando en penumbras el sitio.
Me fui a mi habitación mientras soltaba un bostezo pesado. Abrí la puerta, encendí la luz y vi mi cama con una sonrisa posada sobre mi rostro.
Ese era uno de los momentos que más disfruto del día. Normalmente me hace sentir que hice un buen trabajo, pero por desgracia el día de hoy no siento eso en lo más mínimo. Todavía me llega la culpa en todo momento tratando de desviarme de lograr encontrarlos lo más pronto posible.
Me eché a dormir tan pronto como las fibras de la sabana que cubrían la cama tocaron mi piel con suavidad.
Siempre se me ha hecho una pérdida de tiempo el irme a dormir. Me encanta descansar, pero cuando estoy en medio de un caso importante suelo dormir un poco menos ya que cada minuto puede ser un paso más cerca de resolver el caso.
Hoy me fui a dormir porque no hay mucho que pueda hacer por ahora si me faltan datos clave para la investigación, por la mañana temprano regresaré y verificaré todo.
»Continuará«
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El Detective Detrás de La Lupa
Misterio / SuspensoUn detective, que tiene por nombre Gonzalo le será encomendada una misión: Decifrar el misterio de la desaparición de tres personas. Personas muy importantes para él. Hará todo lo que le sea posible para lograr encontrarlos con vida y descubrir quie...