Entre tinieblas

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Mi primer ataque de epilepsia lo tuve a los quince años, estaba de visita en casa de mis abuelos. ¡Fue aterrador! Todo a mi alrededor parecía transcurrir en cámara lenta, la sonrisa de mi abuela parecía eterna y su andar lento, interminable. Un silencio ensordecedor se apodero de mis energías y mi cuerpo poco a poco  se petrificó al darse cuenta que algo grave iba a suceder. Extendí mis brazos para pedir ayuda... Todo se cubrió de una niebla espesa y obscura.
Desperté. Los ojos profundos de mi madre estaban allí,  observe a mi alrededor y me percate que estaba en el hospital. Intente incorporarme, mi cuerpo no respondía, parecía que un millón de agujas me atravesaban sin piedad. Emití un grito de dolor entre confusión y tristeza.
_ ¡Quedate recostada y no te muevas!_ ordenó mi madre, con su mirada paciente que ocultaba su atormentada alma.
_ ¿Que pasó ma, por que estoy aquí?
_Karyen, sufriste una convulsión_  respondió mi madre mientras acariciaba mi cabello.
Quedé pasmada, ¡eso era más que grave!
_ El neurólogo confirmó que tuviste una crisis de epilepsia y comenzarán a medicarte, lo siento mucho pequeña _ sollozó mi madre.
Mi mundo se partió en mil pedazos. Desde aquel día todo cambio, hasta el mas mínimo detalle de mi desgraciada vida. 
Luego de haberme sacado las dudas con el Doctor Martos, me enteré que gracias Dios, según mi madre, todos los síntomas que aparecieron antes de la convulsión se llamaban "AURA" y que eran pocos los epilépticos que presentían la inminente desgracia y que eso me beneficiaba, ya que podía acomodarme y evitar golpes, quemaduras, cortes en la piel y un trillón de bla bla bla bla que me importaban un reverendo bledo...
(* Tres pastillas de Valproao de magnesio al día cada ocho horas.
* Es aconsejable que se encuentre acompañada la mayor parte del día.
* Por el momento se recomienda evitar asistir a gimnasia.
* Limitar el uso de celular.
* Evitar la innecesaria exposición a la luz solar.
* Limitar el uso del ordenar y horas frente al televisor.
* Dormir por lo menos, ocho horas diarias.
* Tener presente que la medicación provoca mucho sueño en los paciente y es común que sientan disminución en su concentración.)
¿Llorar?  ¡Tenía ganas de romper todo! ¡Rabia, bronca, dolor, angustia, negación y ganas de despertar y recordar haber tenido una  terrorífica pesadilla!
_ ¿ Por qué no me meten a la cárcel y me dejan encerrada de por vida ahí? ¡Seria lo mismo!_ pensé gritar y tener una rabieta, con patadas y todo. Como esas que tiene mi prima de cinco años... Pero no pude. Mi madre, sentada a mi lado, con su mirada distante parecía estar mas destrozada que yo.

Tras su AuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora