-Te acompaño -repitió ella. Lo dijo con firmeza, y los ojos le brillaban con tanta intensidad que Bellamy no se atrevió a contradecirla.
-¿Estas segura? -enarcó una ceja-. A Wells no le va a hacer ninguna gracia.
-Yo no se lo pienso contar. Hemos terminado.
En el pensamieto de Bellamy bulleron infinidad de preguntas que no llegó a formular.
-Bueno, pues -dio un paso adelante e indicó a Clarke por gestos que lo siguiera-. Pero te lo advierto... Es probable que en un momento u otro me quite la camiseta.
Miró por encima del hombro y vio que una sonrisa bailaba en los labios de Clarke, tan incipiente que bien pudo ser un efecto de la luz que se filtraba por el frondoso follaje.