Capítulo 4: ¡Pelea, pelea, pelea!

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¿Os podéis imaginar la situación de salir del agua de una piscina cuando hace frío? Tu cuerpo se ha habituado a la temperatura cálida del agua, y el frío que tienes fuera es inmenso. Pues creo que eso me estaba pasando. Vivía en un secreto, en un secreto que me respaldaba del resto. Pero acababa de salir al exterior, al cruel mundo. 

Yo no me esperaba tanto rechazo. Tanta gente pensando que era una persona rara. Las miradas en los pasillos me mataban, tanto odio acumulado en sus miradas, gritos mudos de sorpresa, asco, tristeza... Era un bicho raro, la oveja negra de la sociedad. No soportaba más, así que me encerré en el baño. Tapándome la cabeza, deseé que todo esto terminara.

   ∆•∆   

- ¿Cómo todavía no has aprendido a silbar? - me burlé de mi compañera. Ella me lanzó una mirada que me mandó varios metros bajo tierra. Me dio otro codazo.

- Yo no dedico mi valioso tiempo a aprender cosas tan vulgares como esas. - altiva, siguió caminando con sus cuadernos en las manos. La gente aún me miraba, pero el impacto había sido amortiguado por la increíble noticia del pasado lunes. La Chica Gafapasta había hecho un buen trabajo. Lo más extraño es que nadie se extrañaba de que yo ahora acostumbrara a ir con Emma. Nos encontrábamos después de comer y desde ahí no nos despegábamos hasta marcharnos a casa. Ella me seguía encargando pequeños trabajos, recoge estas fotocopias para mí, tráeme un café, escribe un justificante... Ella se dedicaba al trabajo de redactar, mientras que yo actuaba como un simple compañero.

Continué silbando, mientras Emma estaba con la cabeza en las nubes. Normalmente se chocaba con alguien, pero esta vez fui yo el que tuve que soportar el golpe.

- ¡Drew, ayúdame! - corriendo, Orange se escondió detrás de mí. Sus manos agarraron mi camiseta, y ella asomó un poco de su cabeza por uno de mis costados. Atravesando el pasillo de manera vertiginosa, vi a Steve corriendo hasta toparse conmigo. Me miró desafiante, sin decirme nada. Todo se había enfriado entre nosotros dos. Sus ánimos se habían calmado, cosa que agradecí. Además, ahora no me pasaba todo el tiempo encima de su novia, cosa que creo que había agradecido. Ellos dos estaban cada vez más unidos, y se podría decir que su relación estaba en auge.

- Orange, te dije que si jugabas con juego te quemarías... - con un movimiento rápido, empezó a hacerle cosquillas. Ella ahogó un grito, y él la cargó en la espalda, como un saco.

Emma y yo les vimos alejarse, en ese entendimiento raro que tenían entre sí. Después, ella volvió a meter la cabeza en la taquilla. Removió entre todos los papeles, cada vez con una expresión peor. Sacó todo lo que tenía, y empezó a buscar al fondo del todo.

- No no no no no no, no puede estar pasando esto. Me niego, no es real. - se echó las manos a la cabeza, preocupadísima. La miré, mientras se deslizaba por la pared hasta quedar en cuclillas.

- ¿Qué pasa? - ella frunció la nariz, como si la molestara que le preguntara. - Bueno, vale, me voy a química. Te veo luego. 

- ¡No! Espera... - se levantó, y miró al suelo. - Se me ha perdido el trabajo de Literatura que tenía que entregar hoy. ¿Me ayudas a buscarlo? 

Sus mejillas se volvieron coloradas mientras me lo decía. "Qué mona, así parece que tiene corazón". Apoyé mi mano en mi nuca, pensativo.

- Está bien si no quieres, sé que te he est... - se la veía cohibida, pero realmente necesitaba ayuda. La interrumpí sin ningún reparo. 

- No, te ayudaré. Bien, yo voy a mirar por las clases en las que hayas estado mientras que tú dedícate a hacer uno nuevo por si acaso. - parecía un militar organizando una misión.

Fdo: La chica GafapastaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora