Capítulo 20~ En lo idiota que eres

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Capítulo 20

Debo admitir que este beso que le estoy dando a Ana no ha tenido nada que ver con la apuesta. La he visto llorar y estaba tan tierna, tan dulce...Y solo quería besarla y hacerla sentir que siempre puede contar conmigo, que conmigo está a salvo. ¿A salvo contigo? La estás enamorando por una apuesta.

Sus labios son tan suaves...

Tan dulces...

Tan delicados...

Nunca me había sentido tan bien al besar a una chica.

Dios...¿Qué cursilerías estoy pensando? Es solo un beso.

Ana se aparta y puedo percatarme de lo roja que está—Em...—Se coloca un mechón de pelo detrás de la oreja—voy al baño a retocarme.

Yo solo asiento y veo cómo se dirige al baño.




                                ***
¡Tonta! ¡Tonta! ¡Maldita tonta! Dejaste que te besara.

Admite que te gustó.

Me encantó, me estaría mintiendo a mí misma si dijera lo contrario. Christian besa muy bien.

¡Noo, tonta! Me doy una cachetada para regresar a la real realidad. No sé qué me pasa pero tiene que acabarse. ¿Primero me pongo celosa y ahora esto?

El sonido de mi móvil me interrumpe de mis pensamientos. Es Riley.

—Dime.

—Hola fea. Cuéntamelo todo ahora—no me sorprende que vaya directo al grano—¿Te ha besado ya?

—¿No podías esperar a mañana?

—No, estoy muy impaciente—se ríe—ahora habla.

—Me ha besado—suelto.

Rai grita en todos los idiomas. La encanta el drama—¿Te ha gustado? ¿Ha sido largo? ¿Besa bien?

—Cálmate—sonrío porque mi amiga no tiene remedio—te lo cuento mañana, debo irme—Cuelgo. Me retoco, ya que se me corrió el rímel mientras lloraba y el labial cuando me besó. ¿No me habrá besado por pena? ¿O para que me callara?

En fin...Salgo del baño y le encuentro donde lo dejé, pero no está solo, está con la zorra de la barra. Me acerco haciendo el máximo ruido posible y cuando Christian me ve se levanta.

—¿Estás bien?—eso me hace pensar otra vez que me besó por pena.

—Sí—respondo secamente y veo que la zorra de la barra me mira con mala cara.

—Kate, nos vemos luego—se despide de ella—Ana y yo tenemos que irnos.

Ella asiente, se levanta y le da un beso a Christian muy cerca de la boca—Nos vemos—le mira coquetamente y regresa a la barra.

—¿Tan pronto nos vamos?—intento que no note mis celos.

—Tranquila, no te llevo a casa—me muestra una sonrisa torcida. Qué guapo es.

Me toma la mano y salimos del salsódromo. Una vez fuera me froto los brazos por el frío, tenía que haber traído un abrigo.

—Toma, ponte esto—Christian me da su cazadora y me la pongo. Subimos a su moto y ahora ya sé cómo debo sujetarle. Mientras conduce tengo ganas de acariciarle su abdomen perfecto pero me abstengo. Eso sería demasiado.




                                ***
Christian se detiene delante de un bar.

—¿Salimos de un bar para venir a otro?—le pregunto con el ceño fruncido.

¿Se puede amar a dos?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora