Prométeme que no morirás [Tatsumi y Akame]

El nuevo miembro

P.O.V. Akame

-¡No escaparé!- me dijo.

Este chico es un idiota. Está arriesgando su vida para salvar a alguien que de todos modos morirá, alguien que es mi objetivo.

-¿De verdad? Entonces te aniquilaré- le respondí

-¡Qué sucio!- interrumpió Leone. No le di atención y comencé a pelear con el chico idiota.

-¡No!- lo escuché gritar antes de enterrar mi espada en su pecho. O al menos intentarlo. ¿Qué me lo habrá impedido?

-¿Ni siquiera bajaste la guardia para acercarte?

-No sentí ningún tejido- le dije sorprendida, aunque no lo demostré.

-Mi aldea me protege- me dijo sacando una clase de amuleto. Justo del lugar donde intenté atacarlo.

-Aniquilar- debía acabar con el. Desde el momento en que quizo proteger a mi objetivo, él se convirtió en uno.

-¡Un momento! ¿No buscan dinero? ¡Déjenla ir! No estamos en guerra ¿Matarás a una chica inocente?

Mientras el decía esa perorata yo corría para acabar con su vida. Estaba a escasos centímetros de rebanar su cuello cuando Leone me detiene.

-¿Qué haces?- le pregunto

-Aún tenemos tiempo, ¿no? Le debo un favor a ese joven. Es buen momento para devolvérselo.

No puedo creerlo. Leone sólo me detuvo para devolverle un favor a alguien a quien estaba por matar. Salí de mis pensamientos al escuchar que hablaban y entraban a la construcción que había ahí y los seguí. Al parecer el chico idiota conocía a la joven que estaba colgada de las muñecas, mi objetivo intentó escapar pero cuando fue detenida por Leone intentó convencer al chico idiota de que era inocente. No estaba poniendo atención, hasta que noté como uno de las personas encerradas hablaba.

-Tatsumi. ¿Eres tú, Tatsumi? Esa chica nos invitó a su hogar. Nos desmayamos después de comer. Luego despertamos en este lugar. ¡Esa chica torturó a Sayo hasta la muerte!

Aparentemente el chico idiota se llamaba Tatsumi, la chica colgada Sayo, y conocía al chico encerrado. Los gritos de mi objetivo me alertaron. Según ella tenía derecho a torturarlos y matarlos por ser rica.

-Una familia de sádicos disfrazados de buenos samaritanos. Lamento haberte interrumpido- me dijo Leone, al tiempo que yo sacaba mi espada para terminar con esto de una vez por todas. Pero, como no, Tatsumi me interrumpe. Creo que se está haciendo una costumbre.

-Espera.

-¿Aún quieres defenderla?- le pregunta incrédula mi compañera.

-No. La mataré.

Y tal como dijo, sacó su espada y le hizo un corte mortal un poco arriba de la cintura.

-¡Ese es nuestro Tatsumi! ¡Fue genial!- oí al chico de la celda, que estaba tosiendo sangre.

-¡Ieyasu!- así que ese era el nombre del chico.

-Son las últimas etapas del Lubora- hablé - La madre drogaba a sus víctimas y escribía cada detalle en su diario. Ya no tiene salvación.

-Tatsumi... Sayo... nunca se rindió... luchó hasta el final. Estuvo estupenda... por eso... el gran Ieyasu también tendrá un final espectacular... - dijo mientras levantaba el brazo en señal de triunfo. Esas fueron sus últimas palabras.

-Su fuerza de voluntad era lo único que lo mantenía con vida- le expliqué. Por más doloroso que sea debía saber la verdad.

-¿Qué es lo que sucede en la capital? - preguntó llorando.