Capitulo 1

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La horrible melodía del despertador inunda mis oídos un lunes por la mañana.

Arrastró mis pies descalzos por la fría tarima de mi cuarto. No oía ningún ruido con lo cual asumí que mis padres ya se habían ido a trabajar, entraban horas antes.
Bajó a la cocina donde preparo un rápido desayuno, sin mucho esmero.
Intentó entretenerme mirando como las agujas del reloj cambiar de posición. Un segundo seguido de otro hasta convertirse en un minuto.
Bostezo. Últimamente no duermo nada con las pesadillas que inundan mi mente.
Diez minutos más tarde subo a mi habitación la cual parecía un basurero y encuentro un par de prendas tiradas en el suelo. Me las pongo y sin molestarme en mirarme al espejo para arreglarme, cojo la mochila y salgo del edificio.
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El sonido estremecedor del timbre inunde los pasillos.

Entro a mi clase siendo imposible demorar un poco más de tiempo fuera. Se lo que me esperaría en ese maldito infierno.
Sther y Iris se acercan a mi sonriendo malévolamente.
- ¿Vaya pero a quién tenemos aquí? Mira Iris, volvió la plana.— se burla interponiéndose entre los asientos y yo impidiéndome sentarme.

- Más bien diría la tabla de planchar. Le vendría bien alisarse un poco esa camisa, ¿no crees? Tiene tantas arrugas...¿de dónde sacaste eso, palillo? ¿Del basurero?— arruga la nariz en señal de disgusto mientras Sther ríe sin remordimiento.

- ¿Qué narices le sucedió a tu cabello? Seguro que Fugado—su canario— podría formar una familia allá dentro.

- ¡Aght que horror seguro que tiene piojos! Vámonos antes de que nos los pegue o quién sabe si nos transmite el sida.—bien al menos así se pondrán a hablar entre ellas. Resiste un poco más.

- Iris, cariño, esta es más virgen que Betty—la empollona de clase.

- Cierto— ríe por la nariz—oh mira, ¿el que acaba de entrar a clase no es Adam?— levanto mi vista del suelo mirándole durante unos segundos. Es tan guapo... Mi burbuja explota cuando le veo besuquearse con Sarah, la tercera demonia.

- Bueno piojosa, ya nos veremos— Sther hace una mueca y desaparece con Iris hacia donde se encontraba él.

Minutos después el profesor entra por la puerta y se dirige a su asiento.
Comienza con su clase de matemáticas, tan aburrida como siempre, donde mi mente piensa que están hablando en chino.
Juego con los lapiceros hasta que una sombra tapa la luz que me proporcionaba la lámpara atornillada al techo.

- Señorita Evans, los deberes.— dice con una mueca de superioridad.

- No hice la tarea, lo siento.— respondo sin mirarle a la cara.

- Con que lo siente...bien, sus padres recibirán un mensaje para que estén enterados de que no hace los deberes.—oigo carcajadas de la esquina opuesta, en la que los hijos de Satanas se ríen de nuevo de mi.

- N-no por favor...—sabia la situación de mi madre, no quería preocuparla más— Me quedaré a última hora a limpiar el taller.—murmuró.

- Bien, la espero allí entonces.— dicho esto se gira sobre sus talones y para frente a la mesa de otros compañeros.

Pasan las horas. Con ello las clases y los insultos.
Volví a suspender dos exámenes y el que hice hoy de historia lo deje totalmente en blanco. Lo peor de todo esto es contárselo a mi madre y ver una cara de defraude en tu único pilar.

Suena el timbre de la última hora.
Cojo mi mochila, pero tropiezo antes de salir del aula por culpa de una zancadilla puesta por alguien. Ese alguien era Adam quien reía en mi cara.
- Ups, ve con más cuidado palillo—dice entre risas. Muerdo mi mejilla interna contando hasta diez y vuelvo a ponerme en pie, le esquivo y esta vez salgo de la clase.
Voy a toda prisa por los pasillos chocándome con gente por accidente, recibiendo más insultos de su parte.
Llegue al taller diez minutos después por el retraso de Adam. El profesor me mira con una mueca y luego su reloj pero finalmente me entrega las llaves de la despensa para coger los utensilios de limpieza.

Black ParadiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora