Día Seis.

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Me he dado cuenta de que una parte de mí no quiere olvidarte. Es como tener bailando a un ángel y a un demonio sobre tus hombros, ¿sabes?. El ángel me dice que te olvide, que tú no me ves con los mismo ojos que yo a ti, que no se te acelera el pulso al verme, que no me quieres. Pero el demonio me dice que siga, que lo intente, que piense en los buenos momentos juntos, que tenga fe en que puede llegar a pasar algo, a pesar de todos los baches que hay en el camino. A la hora de sentarme a pensar sobre qué siento por ti, el lado del demonio pesa más; tenemos una infinidad de momentos juntos maravillosos, cuantas veces me has ayudado, directa, o indirectamente, o, aunque sean pocas, las que te he ayudado yo a ti. Pero cuando me pregunto, si prefiero seguir sufriendo por algo que no merece la pena, o intentarlo, por muy imposible que sea, el ángel lleva la delantera; "Sabes que no te ve como tu a él" "Nunca sentirá eso por ti" "Es infinitamente imposible que te vea de otra forma", me susurra el ángel al oído. Y, aunque duela admitirlo, tiene razón. Más de la que yo esperaba.
-Chris.

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