El Ático

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-"un, dos, tres, cuatro, cinc..."

la voz de la pequeña Clementine fue interrumpida por un fuerte golpe en el ático de su casa.  dejo de contar y miro hacia donde se encontraba este. vio la cabellera rojiza y pensó que era su amiga Olivia.

corrió al ático a avisarle que no puede estar allí - su abuela se lo advirtió -. buscó un banco para poder alcanzar la cuerda que abría la escalera.

subió agitada y nerviosa, pero no encontró nada.  la llamo por si estaba escondida, pero no hubo respuesta. pensó que ya había bajado así que se dispuso a bajar, pero había un problema... la puerta del ático estaba cerrada. ella era pequeña pero no tonta, ella sabia que había dejado la escalera abierta. 

estaba asustada, su corazón latía muy rápido, tenia mucho miedo a tal punto que empezó a llorar, no entendía porque, ella no era miedosa, nunca lo fue. pero ahora eso cambiaba. quería salir de ese lugar, quería gritar pero su voz no salia.

un ruido extraño puso aun mas sus sentidos en alerta. volteo a donde provenía y allí estaba....allí estaba la pequeña de cabellera roja, con un vestido blanco y destrozado, una pequeña con ojeras, piel blanca como la nieve, una pequeña que no era Olivia, sino mucho peor.

por fin Clementine escuchaba su voz, pero lamentablemente solo ella la escuchaba, nadie mas, ni si quiera su humilde madre que barría con desganas el pasillo.

la siniestra y podrida sonrisa de la pelirroja asustaba cada vez mas a la dulce niña.

-quiero jugar- susurraba, pero Clementine estaba inmóvil ademas no pensaba tampoco en responder le.- QUIERO JUGAR!!!- grito esta vez haciendo que los vidrios del ático se quebraran.

la pelirroja que antes vivía en esa casa salio corriendo en dirección de la pequeña  y le desgarro la garganta en un rápido movimiento.

en ese momento en donde Clementine se ahoga con su propia sangre es que comprende o al menos entiende porque su abuela no quería que subieran al ático....allí en ese lugar se encontraba el espíritu de Alejandrina la hermana gemela de su dulce abuela,esperando que otra pobre alma suba para poder saciar su pena. 

pues no era ni la primera ni ultima vez. Ese  día Olivia también dejo de respirar.





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