EL DESCANSO DE EMMA

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Los monstruos jugaban en su cabeza divirtiéndose de toda su miseria, alimentándose con cada lagrima que derramaba.
Pero ella igual de boba y débil, no dejaba que nadie eliminara esos monstruos porque gracias a ellos aprendió a no creer en más palabras azucaradas... aprendió a salir adelante.
Se secó las lagrimas con el suéter viejo y desteñido, se agarró el cabello en una coleta desordenada y salió de la habitación.
Sabía perfectamente que lo que iba a hacer no estaba bien, pero no le importaba, ella al fin estaba decidida por hacer algo.
El pasillo está iluminado por la dedil luz roja que dan las bombillas, algunas están apagadas. Todas las puertas cerradas, solo se escucha el ruido que hacen las pisadas de EMMA.
Ella tiembla y suda. Se muerde el labio inferior y se repite una y otra vez que lo que va a hacer no estará mal. Ella sabe que miente. Ella sabe que está mal.
Camina con cuidado, escucha un silbido potente. Tal vez sea algún muchacho de las habitaciones, nada de que preocuparse.
Aprieta sus puños.
Su corazón se acelera.
Todo su cuerpo tiembla.
¿Será que se arrepintió?

-Todo estará bien Emma, no pasará nada vas a descansar. - se da animo.

Baja las escaleras y el cambio de luz la marea, ahora no es rojo, es azul. Camina en dirección recta. Su piel se eriza, pero esta vez no es por el miedo, es por el asco. Ahora está mas decidida que nunca. Quiere correr pero no puede, no quiere despertar a nadie.
Cada vez que se acerca a su destino escucha con claridad que alguien más está despierto, eso  no le gusta a ella, no debe ser bueno. Acelera el paso.
Llega a la ultima puerta del pasillo, ya no tiembla.
Introduce una llave de repuesto en la cerradura y la abre con mucho cuidado, no quiere hacer ruido.
Entra en la habitación, y los espantosos sonidos son mas claros, al igual que los lamentos.

Llegó la hora
Has lo Emma y descansarás
Vamos niña a nadie le importará
Decían las voces de su cabeza.

-si, tienen razón.- susurró.

Agarra con fuerza el cuchillo y lo levanta para luego clavarlo en la enorme nuca del sujeto. alguien tan asqueroso y enorme que da repulsión solo con verlo.
Un grito de dolor y uno de alivio.
La pequeña niña que esta a bajo de el sale corriendo y se esconde en un rincón de la habitación. El sujeto se voltea y le ve la cara a Emma.

-Emma. Tu...
-Cállate.- otra puñalada.
-yo...
-Ca. Lla. Te.- y por cada silaba le clava el cuchillo en diferentes partes del cuerpo.- ¿Quieres hacerlo?- le pregunta a la niña. Ella asiente. Se levanta y lo penetra una y otra vez. -Ya no volverás a violar, bastardo.

y fue así como Emma Jones en unos de sus episodios de estrés postraumatico  asesinó a su pequeño e indefenso hermano, quien solo quería jugar con ella.

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