Capítulo 16

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Capítulo 16



—¿Y bien? —Harry y Rachel habían estado esperando los resultados de las pruebas del bisturí encontrado en la casa de Jack Gordon, durante más de dos horas.

El criminalista de turno esbozó una amplia sonrisa.

—Hemos hallado rastros de tejido epitelial perteneciente a las dos últimas víctimas. —Se quitó los guantes de látex—. Sin duda es el objeto con el que talló los mensajes en la piel.

Harry y Rachel se miraron y no fue necesario decir nada. Aquello era lo que estaban esperando: un golpe de suerte que les permitiera seguir adelante en la investigación.

—Volvamos a la sala de interrogatorios. —dijo Harry y salió del laboratorio—. Jack Gordon tiene mucho que contarnos.

Rachel lo siguió y prefirió quedarse fuera y ver todo a través de la ventana de cristal.

Jack Gordon alzó la vista cuando Harry entró en la pequeña oficina.

—Creía que no iba a regresar. —Estaba molesto.

—Creía mal, señor Gordon. —Se sentó en la silla y arrojó una carpeta sobre la mesa—. Espero que haya tenido tiempo de reflexionar mientras ha estado aquí solo.

—No tengo nada que decirles porque no he hecho nada. —le respondió secamente.

Harry abrió la carpeta y se la acercó.

—¿Reconoce este objeto?

Jack Gordon lanzó una mirada fugaz a la foto que Harry le estaba mostrando.

—Jamás lo he visto en mi vida.

—Pues eso no es posible. —Le acercó la foto aun más—. Obsérvelo con detenimiento.

—¡Ya le he dicho que no lo he visto antes!

Harry se recostó contra el respaldo de su silla.

—Es extraño, porque lo hemos encontrado en un cajón dentro de su habitación.

Jack Gordon abrió los ojos como platos. Estaba asombrado pero también asustado.

—¡Eso no puede ser! —Volvió a mirar la foto del bisturí—. ¡Nunca antes lo había visto! ¡Tiene que creerme!

—¿Y cómo supone que ha llegado hasta su habitación?

—No... no lo sé. —Comenzó a sacudir la cabeza—. ¡Tal vez alguien con uniforme y placa lo ha plantado ahí para culparme, no es la primera vez que eso sucede!

—¿Por qué íbamos a hacer eso? —preguntó recogiendo el guante.

—¡Para encarcelarme y hacerme pasar por culpable y decir que la policía ha cumplido con su deber! —gritó.

Harry percibió el sudor en las manos de Jack Gordon.

—Eso es solo paranoia pura, Gordon. —Lanzó un suspiro—. ¿Por qué no me dice lo que quiero escuchar?

—Ya le he dicho que no tuve nada que ver con el secuestro de Sophia. —respondió más calmado—. Han pasado cuatro años y nunca nadie me ha vuelto a buscar en todo ese tiempo, ¿por qué ahora de nuevo?

—Yo soy el que hace las preguntas aquí. —le recordó—. Dígame lo que sucedió la noche en que Sophia fue secuestrada. —Pronunciar su nombre le provocaba un cosquilleo en el estómago.

—Pasé por la biblioteca porque sabía que ella estaría allí. —Entrelazó las manos temblorosas encima de la mesa—. Estaba esperando el autobús y me acerqué a ella.

No me olvides. « H.S .»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora